Ha aparecido en el periódico Granma en La Habana la noticia de que Cuba retira sus médicos de Brasil. No es “Cuba” quien los retira, aunque la prensa internacional lo repita, quien los retira es la dictadura castrista. El régimen se lleva a los médicos cubanos porque el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, ha denunciado que es una explotación esclavista para los médicos cubanos en Brasil que solo reciban el 25% de su salario y el resto se lo deje el gobierno castrista. Además, el gobierno cubano no les permite a los médicos cubanos que sus familiares se queden en Brasil más de tres meses. Y si los médicos rompen su vínculo de explotación con el gobierno en la Isla, no pueden regresar a Cuba por ocho años, un castigo por haber escogido su libertad. Bolsonaro ha invitado a los médicos cubanos a que se queden en Brasil, que pasen el examen de validación en su país y que reciban su salario completo. La dictadura castrista calló ante tal ofrecimiento pero por fin ha tenido que hacerle frente y está anunciando que los médicos cubanos se retiran de Brasil. Igual que a todo cerdo le llega su San Martín a la dictadura castrista le llegó el suyo.
La respuesta a los planteamientos del presidente electo de Brasil es que: “No es aceptable que se cuestione la dignidad, la profesionalidad y el altruismo de los colaboradores cubanos que, con el apoyo de sus familias, prestan actualmente servicios en 67 países”. En otras palabras la tiranía se va por la tangente porque si algo ha hecho Bolsonaro es defender la dignidad y la profesionalidad de los médicos cubanos en Brasil contra la indignidad con que el régimen castrista los explota y los trata, la indignidad de alquilarlos como mano de obra barata en todos los países donde los envía como esclavos con la excusa de un falso altruismo. El hecho real, reportado por Mario J. Pentón en El Nuevo Herald en abril de 2017 es que: “Los servicios profesionales cubanos en el exterior son la principal fuente de divisas del gobierno y representan un estimado de $11,543 millones (anuales), según un artículo publicado en la prensa oficial (en Cuba). Según José Luis Rodríguez, ex ministro de economía de la Isla, la mayor parte de esos ingresos corresponden a los más de 50,000 profesionales de la salud que trabajan en unos 60 países en todo el mundo, de los que casi la mitad son médicos y especialistas en diferentes ramas de la salud. Según Maduro, Venezuela ha invertido más de $250,000 millones en los convenios de servicios médicos entre ambas naciones desde 1999. Más de 124,000 profesionales cubanos de ese sector han trabajado en Venezuela, indicó el mandatario. El segundo país en número de cooperantes es Brasil, que desde el inicio del programa Mais Médicos, en 2013, contrató a través de la Organización Panamericana de la Salud a 11,400 profesionales cubanos”.
Hay cerca de dos mil médicos cubanos en Brasil que están en trámite para quedarse en ese país y con la oferta del presidente electo es de suponer que esta cifra aumentará, sin embargo hay miles que se verán obligados a regresar a Cuba porque no estarán dispuestos a separarse de sus hijos, sus cónyugues, padres y otros familiares por ocho años o más; el castigo que aplique la dictadura castrista puede aumentar en estas condiciones. Escoger entre la libertad personal y la separación familiar es un dilema cruel que los médicos cubanos en el exterior no deberían tener que enfrentar. Estos colegas nunca tuvieron la opción de negociar las condiciones de su estadía en el exterior, ni mucho menos su salario fuera de Cuba. Salieron de la Isla porque allá ganaban $40 dólares mensuales y aunque en el exterior recibieran nada más que el 25% del salario de más de $3000 que les correspondía, sus ingresos les permitirían mejorar el nivel de vida de sus familiares en Cuba.
Es el colmo del cinismo que la dictadura castrista use el altruismo de estos médicos como argumento para justificar un negocio que le proporciona al régimen el mayor ingreso de divisas anuales. Como a todo cerdo le llega su San Martín, según la antigua tradición española, al castrismo le ha llegado el suyo con los médicos cubanos en Brasil y dejará de recibir algunos miles de millones de dólares anuales que, lejos de usarse para beneficio del pueblo cubano han sido utilizados para reprimirlo y sostener una clase dominante inepta y corrupta.
Por Huber Matos Garsault, presidente de la Fundación Huber Matos por la democracia
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