Aimé Cabrales: secuestro, firmeza y solidaridad

Por |2012-09-27T16:37:00-06:0027 septiembre, 2012|Varios|Sin comentarios
Aimé Cabrales Aguilar,en el centro, con los activistas de la delegación 10 de octubre
TESTIMONIO: «aquí hay una mujer con principios definidos y línea política trazada»

Exactamente a las  7:30  de  la mañana  del  domingo 23  de septiembre (día  de mi cumpleaños)  fui secuestrada  frente a mi vivienda, ubicada en la  calle  Fonts  y  Beales, reparto Lawton, del municipio 10 de Octubre; por el teniente Ronald, de la Sección 21 del Departamento de Seguridad del Estado (DSE)-(Enfrentamiento al Enemigo), quien desde el miércoles 19 me había entregado una citación para el día 20 con el fin de prohibirme participar en el Té Literario del Movimiento Damas de Blanco “Laura Pollán” el sábado 22, en la misa y marcha por la 5ta Avenida del reparto Miramar el domingo 23 y en la festividad de la Virgen de Las Mercedes “ Patrona de los Presos” a celebrarse el lunes 24 de septiembre, citación a la que no me personé y declaré ilegal.
Interceptada al salir de la casa

Saliendo a la puerta de mi  casa estaba  el  teniente  Ronald   amenazando  a mi esposo Abdel  Rodríguez Arteaga, Vicepresidente Nacional del  Partido Cuba Independiente y Democrática (CID).  Entre un grupo de descalificativos le pidió  que  me exigiera  a  mí  que  no  saliera  de la casa porque  sería  detenida.  Al escuchar la  amenaza salí y llegando a la esquina el represor
corría a  buscar el carro patrullero 443. Allí tuvo una fuerte discusión con mi esposo y mi  mamá.  De la patrulla bajaron  cuatro policías de ellos dos mujeres las  que me cogieron violentamente por el brazo, yo logré soltarme con un empujón y les dije que no me empujaran. Me mandaron a callar, orden que no obedecí.
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Fui conducida  a  la  estación  policial de Zanja y Dragones, municipio Centro Habana.  Me esperaban allí con un acta  de  detención  en  la  mano que me dieron a leer, acusándome de  participar  en  actividades  contrarrevolucionarias, me carcajeé de ellos y NO la firmé.

A las 11.00 am me despojaron de todas mis pertenencias y me trasladaron a la celda cifrada con el número 3.   Cuando  llegó el superior de guardia de la unidad me pidió  que saliera a comer, le contesté que estaba en ese lugar en contra de mi voluntad y de forma injusta, violándoseme mi derecho a la libertad de expresión y de asociación y por lo que me negaba a comer.
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Con soberbia e impotencia le pidió al oficial que me trasladara a la celda # 1, en  una verborrea en la que solo se podía entender que yo NO era  Dama  de  Blanco, sino una mercenaria al servicio de gobiernos extranjeros y dando órdenes de vigilancia estricta. Estando en el interior de la celda traté de conciliar el sueño, pero no pude porque había una fuerte discusión entre dos  oficiales.  Me paré en la reja y los requerí diciéndoles que eso era una falta de ética, porque un militar no denigraba de otro órgano (DSE), bajaron avergonzados la cabeza consintiendo mi regaño e hicieron silencio.

Nunca pude dormir, llegó la hora de la comida y nuevamente el Oficial de Guardia Superior fue a pedirme de favor que comiera, me volví a negar diciéndole: «aquí hay una mujer con principios definidos y línea política trazada».  

Airadamente me amenazó con trasladarme al Vivac (un centro de detenidos en espera de sanción ubicado en las afueras del municipio Boyeros), le respondí con que me llevaran para donde ellos quisieran que mis ideas, no las podrían cambiar ni en la unidad de Zanja, ni en ningún otro lugar.

Al amanecer todo fue un caos.  Era imposible poder entrar al baño, la letrina destilaba amoniaco puro por la concentración de orina.  Llamé al  calabocero y le exigí limpiar el  calabozo.  Me contestó en muy mala  forma  que él no estaba allí para limpiar,  que solo podía echar un cubo de agua  al baño para amortiguar la pestilencia.  

Traté de conciliar nuevamente el  sueño y ayudada por el cansancio lo conseguí.  Nuevamente en el horario  del almuerzo se personó la enfermera, me preguntó padecimientos, le dije  secamente –migraña-, me chequeo los signos vitales, me dijo que todo  estaba bien, le pedí mi regreso a la celda y así lo hicieron.

Cerca de la  madrugada trajeron a cuatro mujeres.  No pude dormir más, porque  a pesar de que me mantenían aislada ellas pasaron todo el tiempo escandalizando y gritando obscenidades.  Enmudecí al ver que eran  muchachas muy jóvenes y como se quitaban la ropa y mostraban sus partes a los hombres que estaban detenidos allí y a los policías, sin ningún recato.  Ellos  comenzaron a  gritarles groserías.
 
Yo deseaba  que amaneciera.  Luego de la hora de aseo en  la  celda  donde  yo estaba.  En esa tarea pusieron a dos mujeres presas por un delito de violación de domicilio y amenaza: Me identifiqué con ellas y me declararon su apoyo, me pidieron que  siguiera luchando.  

Al  medio día  del  martes  25  de  septiembre  escuché  decir  que  mi  esposo  acompañado de un grupo de actvistas del CID y Damas de Blanco se encontraban exigiendo mi liberación en las afueras de la estación.  Escuché que él  había  telefoneado a  la  Sesión 21  del DSE, observaba como la policía se preparaba para enfrentar a los que estaban apostados en el exterior de la unidad, eso me inquietó.

En la llamada mi esposo habló con el Coronel  Tamayo y le  exigió  que  me liberara o llevarían a cabo acciones de reclamo en la vía pública.  Me cuenta mi esposo que pasados 15 minutos ya estaban allí el coronel  Tamayo acompañado de un agente represor dedicado al CID que refería llamarse Tomás.  Tamayo le pidió a Abdel que le hiciera el favor y que se llevara “la tropa” refiriéndose a los opositores apostados, que yo sería liberada.   

Me sacaron del calabozo y fui conducida a una oficina, se encontraban esperándome  Tamayo y Tomás.   Me amenazaron para que yo renunciara al CID  y a las   Damas de Blanco.  Estaban molestos por el crecimiento del Partido Cuba Independiente y Democrática y me dijeron que nos llevarían a prisión  a mi esposo y a mí.

Me amenazaron: “cada vez que te veamos en la calle vas a ser detenida y conducida a cualquier unidad militar, en  cualquier  momento  se podía  hacer  otra   Primavera  Negra  y tu clasificas para eso”.  Yo les respondí: ustedes pueden hacer lo que quieran porque tienen el poder pero no la razón, sus  amenazas no me van a hacer cambiar porque  mis  principios no son negociables. 

Terminé diciéndoles que no tenía más  deseos de hablar, que me llevaran para mi casa que yo estaba muy  agotada y quería ver a mi familia luego de haber estado detenida 60  horas por el miedo de ellos.  Me levanté y cuando me dispuse  a salir el coronel que  se identifica como Tamayo me tocó  por  el  hombro diciéndome: no hemos terminado de hablar, serás citada nuevamente,  le respondí: «cuando guste».

Fui custodiada por el oficial Tomás hasta  el  patrullero 320, en el que  me  llevaron hasta mi casa.  Mi familia me esperaba en la calle   acompañados de mis vecinos, que me apoyaron con frases “bravo”, “Dios te bendiga”, “sigue adelante” entre besos y abrazos solidarios.


Aimé Cabrales Aguilar

Dama de Blanco y Responsable de Atención a los Presos Políticos en el Partido Cuba Independiente y Democrática (CID)
La Habana 27 de septiembre de 1912

 

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No hay comentarios

  1. Anónimo 27 septiembre, 2012 en 10:04 pm - Responder

    Tienen miedo y estan carente de ideales. Se percibe, en la forma del trato, que son tambien victimas del sistema. La moral esta de parte del prisionero y comienzan a aceptarlo. Es admirable la actitud firme, segura y valiente de esta joven.

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