El pueblo cubano finge no darse cuenta de que vive atrapado en un culto de adoración a la resistencia. Con sus refugios y sus escapes ha tejido una red de creencias y convicciones que lo hace más fuerte para soportar que para rebelarse. El miedo lo ha convencido de que la fe mueve montañas, pero nunca le ha dicho que la cobardía no rompe cadenas. Es irrelevante, y definitivamente indiferente, la variedad de grises con los que se pretenda matizar el negro infinito de la intensa y larga noche del festín de miserias que tiene que sufrir el dominado. A la luz de una bombilla o paralizados por la oscuridad; alimentados o desnutridos; escondidos detrás de un aplauso o rumiando su rabia, la esclavitud siempre tendrá la última palabra.
El comunismo es una contradicción humana irreconciliable; un capricho enfermizo de la codicia, absolutamente antinatural. Toda vez que una sociedad es reducida a la obediencia totalitaria de un régimen comunista, los sometidos son absorbidos por la demencia de un prolongado y devastador período especial.
El discurso polvoriento, desgastado y achacoso que trata de justificar el fracaso económico de las políticas antidemocráticas, es un juego retórico del hastío para renovar la esperanza parásita de sus víctimas.
Aceptar que el recrudecimiento de la pobreza y el subdesarrollo es sólo un fenómeno coyuntural, limitado a un período con particularidades especiales, es legitimar la ignorancia para justificar la crueldad indiferente de las ideologías fanáticas.
Por Ernesto Aquino.
Artículo de La Nueva República
Una vez mas, hermano Ernesto, «das un aldabonazo» (!como Chivas!) a nuestra conciencia de pueblo sumiso. Mi vida esta llena de experiencias de pueblos que se han sublevado de sus dictaduras: viví 4 anos en la dictadura de Ben Ali (Tunisia), muchos mas bajo la dictadura polaca, la cual combatí hasta que me prohibieron entrar en Polonia (1983), viví 9 anos bajo la dictadura de Franco, que combatí (junto al Padre LOREDO (RIP) con la repudia ya que dentro de un convento solo tenia esa arma.
Durante esos anos junto al Comandante Huber Matos llevé la flama de la lucha por toda Europa (Francia, Bélgica, Polonia, Austria, España, etc. Junto a Huber , esperando que el pueblo saliera a la calle gritando (como los tunecinos después de 25 anos): «FUERA!». Fuera al opresor, fuera la dictadura…
Huber se fue con esa esperanza y por eso seguiremos dando aldabonazos al pueblo cubano: la lucha continua, viva el CID!