ARREPENTIDOS QUE NO CONVENCEN

 

Según afirma el viejo refrán: “A río revuelto, ganancia de pescadores”. Y ese parece ser el derrotero por dónde van los planes del régimen en momentos  en que el papel protagónico de Estados Unidos en el mundo es evidente.

 

El incremento de los fanáticos del régimen castrusta que están abandonando el país hacia los Estados Unidos es, cuando menos, sospechoso. No se trata de personas desengañadas que rectificaron sus errores y durante un tiempo sufrieron las consecuencias de su decisión. No.

 

Se trata de voceros incondicionales, militantes del Partido Comunista, activos, que de la noche a la mañana parecen tocados por un mágico escrúpulo de conciencia y despiertan en medio de una señal que los orienta a refugiarse en los brazos del enemigo histórico, que en su momento les sirvió para hacer carrera y obtener esos pírricos beneficios que la falta de escrúpulos le concede a los desvergonzados.

 

“La gente tiene derecho a equivocarse y a rectificar”. Veamos este argumento esgrimido por propios y defensores a ultranza. Primero, equivocarse o cometer un error no es un derecho, es una lamentable estupidez (que cualquiera puede cometer en algún momento) producto de la ignorancia, el oportunismo descuidado o la maldad.

 

Y para los que no lo sepan, los errores tienen categorías intelectuales. Lo primero que se aprende en una profesión u oficio es el uso correcto y adecuado de los principios y las herramientas. Un carpintero sabe que un clavo se clava con un martillo, no con el cabo de un destornillador, así como un electricista sabe que el forro de un cable no se quita con los dientes, para eso existen las herramientas de corte.

 

Por eso, un Periodista, con mayúsculas, sabe que su deber profesional es informar la verdad, le guste o no, esté de acuerdo con los resultados de su investigación o no, porque más allá de nuestra opinión personal existe una realidad, una verdad y una evidencia.

 

El problema con los periodistas de los informativos de televisión y otros medios de prensa oficiales que han “desertado” hacia los Estados Unidos, entre otros beneficiarios del régimen, es que no pueden argumentar desconocimiento de la realidad.

 

Los que han servido al régimen comunista son cómplices, enemigos de la libertad, aliados del verdugo, con una carga importante de responsabilidad con los crímenes contra el pueblo. No hay nada que celebrar en la actitud de estos traidores que hicieron sus carreras apoyando incondicionalmente los crímenes del gobierno contra el pueblo indefenso.

 

Si están arrepentidos de sus malas acciones sólo tiene una forma de probarlo, enfrentándose al mismo régimen que defendieron y asumiendo las consecuencias de lo que, entonces, sí podría calificarse como un acto de valentía. Esas huidas repentinas huelen a podrido, porque ¿qué bueno puede ser servirse de un tirano y salvarse después con una toma de conciencia?

 

Por Infocid

 

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