Evo Morales renunció hoy domingo 11 de noviembre, el mismo día en que había llamado a nuevas elecciones, después de tres semanas de manifestaciones públicas exigiendo su renuncia por fraude electoral en las elecciones presidenciales del 20 de octubre pasado. Habría sido difícil imaginar que 20 días después de esas elecciones en la ciudad de Cochabamba – el corazón de Bolivia- policías y civiles cantarían a coro: “Bolivia se respeta, no somos Cuba ni Venezuela”. El gobierno de México ha confirmado que ha dado asilo a por lo menos a 20 funcionarios. La perdida del poder de un socio como Evo Morales representa un marcha atrás para la mafia castrista y su satrapía venezolana y un paso hacia adelante para la democracia en Latinoamérica.
El anuncio de nuevas elecciones lo hizo Morales pocas horas después de que la Organización de Estados Americanos (OEA), hiciera pública las conclusiones de su Análisis de Integridad Electoral en que indica que en los comicios del pasado 20 de octubre era “improbable estadísticamente” que Evo Morales pudiera haber ganado en la primera vuelta y que la manipulación del sistema informático que computó los resultados fue de tal gravedad que debía ser rigurosamente investigada para definir la responsabilidad de los hechos. El informe de la OEA afirma la existencia de actas con alteraciones y firmas falsificadas que también impactaron la integridad del cómputo oficial. El secretario general de la OEA, Luis Almagro, ha logrado un éxito contundente con el manejo de esta crisis en Bolivia.
En la noche de la votación del pasado 20 de octubre, con el 84% de los votos escrutados, Morales lideraba el conteo con un 45,28% frente al 38,16% de su oponente, el socialdemócrata Carlos Mesa, cifra que no le daba el triunfo a Morales porque tenía que tener una diferencia del 10% para evitar una segunda vuelta electoral. En ese momento la diferencia era de 7.12%. Sorpresivamente el Tribunal Electoral suspendió el conteo y al siguiente día ya Morales casi llegaba al 10% exigido por ley para ganar en la primera vuelta. Cinco días después, el viernes 25 de octubre Morales fue declarado el ganador con el 47,08% de los votos frente a 36,51% de Mesa. La reacción de la oposición fue inmediata exigiendo la renuncia de Morales. La Unión Europea, Colombia, Argentina, los Estados Unidos y la OEA demandaron un escrutinio independiente de los votos. Ante semejante presión la OEA logró firmar un acuerdo con el gobierno de Morales para hacer un auditoraje de la votación. Las manifestaciones en las ciudades y pueblos de Bolivia fueron aumentando en intensidad, la ola de indignación popular en las calles tenía ya paralizada a Bolivia. Evo Morales llevaba 13 años en el poder después de haberse reelegido una vez más en contra de un plebiscito en febrero de 2016 en el cual la mayoría del pueblo boliviano votó en contra de su reelección.
Ante las protestas por fraude el poder de Morales fue erosionandose a paso rápido al punto que no había podido llegar a la Casa Presidencial. El ejército del país sudamericano advirtió ayer sábado 9 de noviembre que no reprimirán al pueblo: “Ratificamos que nunca nos enfrentaremos con el pueblo a quien nos debemos y siempre velaremos por la paz”, dijo en un comunicado el comandante general de las Fuerzas Armadas bolivianas, Williams Kaliman, indicando también que “Los actuales problemas generados en el ámbito político deben ser solucionados en el ámbito de los más altos intereses de la patria antes de llegar momentos irreversibles”. El general Kaliman hizo la declaración acompañado del alto mando militar del país. Esta declaración del ejército representó un distanciamiento con Evo Morales y le hacía saber a los bolivianos que las fuerza armadas no se prestarían para reprimir a los manifestantes. Este hecho, más el apoyo de la policía a las manifestaciones en varias partes del país dejaron a Morales sin capacidad para doblegar la protesta por la fuerza. Hasta la Central Obrera Boliviana le retiró su respaldo y le exigió su renuncia.
Su anuncio de nuevas elecciones fue en realidad una capitulación y su renuncia a la presidencia un reconocimiento de que no tenía los medios para controlar la situación. Los bolivianos estaban convencidos de que un fraude electoral de tal magnitud no podía haber sido perpetrado sin las instrucciones de Evo Morales, por lo que su candidatura en unas nuevas elecciones era una posibilidad utópica.
Evo Morales y sus socios en La Habana y en Venezuela jamás calcularon que Bolivia podría dejar de ser un aliado en su planes demagógicos. La valiente resistencia del pueblo boliviano y el apoyo que recibió de las fuerzas armadas y de la policía boliviana son un ejemplo a seguir por las fuerzas armadas cubanas y venezolanas. Lo que parecía muy difícil de lograr en Bolivia o casi imposible, es hoy una realidad gracias a la unión del pueblo y los militares en apoyo a la libertad y la democracia.
El partido Cuba Independiente y Democratica (CID) felicita al pueblo boliviano y lo acompaña en estos momentos de alegría y esperanza en un futuro de libertad progreso y justicia para todos los bolivianos.
Patria Pueblo y Libertad
Artículo de La Nueva República
La genocida dictadura Castrista ha recivido hoy una gran BOFETADA HISTORICA!! Al renunciar el dictador Evo Morales, se demuestra una vez mas que ningún dictador puede detener para siempre el destino Democratico de una nación decidida a ser libre!!!