De vuelta a Santiago de Chile, donde ha fijado residencia, el abogado cubano Mijail Bonito Lovio responde a un cuestionario de DIARIO DE CUBA. Acaba de vivir en primera persona la consulta popular que se realizó en Venezuela el pasado domingo 12 de febrero. Como observador del proceso en el que la oposición al presidente Hugo Chávez obtuvo cerca de un 70 por ciento de ventaja, deja ver en esta entrevista cómo el efecto populista del gobierno militar ha mermado considerablemente.
Se trata de un panorama distinto, según se desprende de las argumentaciones de este joven exiliado. Nacido en La Habana en 1975, Bonito Lovio encontró sintonía en el discurso del candidato electo para las presidenciales de octubre de este año, Henrique Capriles. Pero sobre todo está convencido de que una coalición de fuerzas políticas es lo mejor que le puede suceder al destino de Venezuela.
Egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Habana en el año 2000, fue uno de los redactores del boletín universitario Peldaño 88, censurado definitivamente por el rectorado de la casa cubana de altos estudios. Inquieto líder de opinión, llegó a ser presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de esa Facultad. Ahora, además de mecenas —acaba de crear una editorial de arte cubano mayormente para formato E-Book. Bonito Lovio se desempeña activamente en política, ligado al grupo Cuba Independiente y Democrática (CID), presidido por el comandante Huber Matos.
¿Cómo surge la idea de viajar a Venezuela en elecciones primarias?
Hace casi un año, como Secretario de Relaciones Internacionales del CID, fui mandatado por el Comité Ejecutivo Nacional desde Cuba para establecer relaciones con Partidos Políticos y gobiernos en América Latina. Dentro de esa gestión, nos acercamos a la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA), cuyo presidente en ejercicio es el senador chileno Jovino Novoa. Ellos nos invitaron a la reunión que hicieron en Venezuela el sábado y domingo pasados y que coincidía con el proceso de elecciones primarias, y así se gestó todo, pues la invitación comprendía la observación electoral, invitados a la vez por Proyecto Venezuela. Por otro lado, el Diputado a la Asamblea Nacional de Venezuela por COPEI (Partido Popular), Homero Ruiz, que es un gran amigo y compañero de estudios de postgrado, también me extendió una invitación de la misma naturaleza.
Teniendo en cuenta que en Venezuela se vivía un proceso histórico sin precedentes y que se avizoraba una verdadera fiesta democrática con peligros de intervención gubernamental, decidimos participar y brindar nuestro apoyo a los demócratas venezolanos. También pensando en que el futuro de Cuba está muy ligado al futuro de Venezuela.
Por esas razones me integré a la delegación de la UPLA, en mi doble condición de cubano y chileno.
¿Crees que la coalición contra Chávez denota cansancio en la oposición, o todo lo contrario?
La Mesa de Unidad Nacional comprende un espectro amplísimo. Ellos supieron pulir sus diferencias y crear una forma de legitimación de los candidatos que enfrentarán a Chávez. No solo se legitimó a Capriles Radonski como candidato presidencial; se legitimaron todos los candidatos a gobernadores y alcaldes en un proceso muy transparente e inclusivo. Para convencerse de esto basta ver los discursos de los precandidatos en el momento de conocerse los resultados, más o menos a las diez de la noche, hora de Venezuela, el domingo. Fueron de agradecimiento al pueblo venezolano, de reforzamiento a la unidad y, sobre todo, de una entrega convencida y enfocada en trabajar juntos para el triunfo del 7 de Octubre.
Los analistas de la Mesa de Unidad esperaban tener 1.5 millones de votantes. Ese número ya era un logro sin precedentes para unas primarias. No solo en Venezuela, sino también a nivel mundial. Para que se entienda lo que significa que tres millones de venezolanos hayan ido a las urnas: Francia, con un padrón electoral muy superior, tuvo un menor número de personas participando de las primarias. Si a eso le sumas que en Venezuela los votantes debían vencer el miedo al gobierno y sus políticas de exclusión, el éxito de las primarias es enorme.
¿Qué viste en Caracas en estos días? ¿Pudiste realizar un recorrido por mesas electorales? ¿Se veían por la calle esos tres millones de ciudadanos?
Como observadores internacionales recorrimos muchísimo. Salimos a las 8 y media de la mañana del hotel y fuimos a más de 15 centros electorales. Al llegar al primero, la Parroquia de la Chiquinquirá, en la capital, vimos cerca de 500 personas en la fila esperando para votar. En mi cuenta de twitter @mijailbonito hay fotos de este lugar. Eran apenas las 9. Eso fue una sorpresa. Había mucho movimiento y sobre todo mucha disciplina. En el segundo local, en una zona más pobre, pasó lo mismo y así sucesivamente. A las 12 del día ya teníamos la impresión de que 2 millones era una cifra superable. A las 4 y media de la tarde estuvimos en Chacao y en el Colegio Electoral Andrés Bello; había una fila de cerca de 1.000 personas.
En ese lugar había cuatro mesas para más de 6.000 votantes. El Consejo Nacional Electoral, controlado por el chavismo, había unido en uno solo varios colegios y disminuido el número de mesas. Esto trajo como consecuencia una demora promedio de más de dos horas para ejercer el derecho al sufragio. Al preguntarle a la señora que coordinaba el centro, la respuesta fue tajante: «Todos van a votar, mientras haya gente en la cola, acá estaremos, aunque nos den la una de la madrugada». Ese fue el espíritu que vimos en Venezuela.
Gente decidida a votar, a hacer valer sus derechos, gente que andaba con un dedo manchado en tinta y lo llevaban hacia arriba para que todos vieran que habían vencido el miedo.
¿Viste división en la sociedad, o a estas alturas la gente se ha decepcionado del populismo de Hugo Chávez?
Hay división, sin duda alguna. Es una sociedad polarizada. La votación tan masiva de la oposición es también una consecuencia de eso. Pero también se percibe que el chavismo ha sido debilitado. Hay dos causas fundamentales. La corrupción imperante y la inseguridad producto de la delincuencia.
Siempre decimos que los taxistas son el termómetro ideal para medir lo que sucede en un país. Pues bien, yendo a una reunión, con un colega nicaragüense, subimos a un taxi sin las credenciales de observadores y se inició una conversación. El taxista era chavista. Escuchándolo me di cuenta del adoctrinamiento allí. Me acordé mucho del discurso político dentro de Cuba. Aqu
el hombre comenzaba una frase y ya se sabía cómo iba a concluir… Criticaba las primarias, pero no ofrecía argumentos; solamente hablaba de ricos, oligarquía, de Carlos Andrés Pérez y la corrupción, pero sin generar pensamientos propios y sin preocuparse de argumentar sus críticas. Los candidatos a la presidencia que se presentaban eran niños en la época a la que se refería el taxista, quien utilizó el término escuálidos, tal y como en Cuba se ha utilizado el de gusanos.
Estudios en Venezuela indican que el proceso de transición podría tomar al menos tres años, porque la estructura del chavismo está imbricada en cada sector del aparato estatal; cada grupo tiene prebendas y la corrupción es gigantesca. Pero en sectores pobres hay también mucho descontento con el actual gobierno y se notó en la masiva afluencia de votantes, aún en bastiones chavistas como Catia y 23 de Enero. Ahí no se esperaba que asistiera mucha gente, por miedo.
¿Qué estado de opinión pudiste recoger en la gente acerca de la intromisión política de Cuba en Venezuela?
En los candidatos, el discurso es clarísimo. Van a terminar con la influencia cubana en los órganos y estructuras de poder venezolanos. Hablaban incluso de colonialismo. No eran solo los políticos, era también la gente de a pie. Cuando se daban cuenta de que soy cubano, me hablaban de eso, de donde vivían los cubanos en sus barrios, de cómo los órganos de inteligencia cubanos habían copado las estructuras. La opinión mayoritaria era de descontento y de desprecio hacia nosotros. Era un trato casi de invasores. Los venezolanos están ansiosos por elegir su propio destino.
Henrique Capriles, electo en primarias, parece el candidato ideal para protagonizar un giro político, por su locuacidad sencilla y directa, y sobre todo por su corta edad, 39 años. Ha dicho que su referencia está en el brasileño Lula; o sea, un centroizquierdista. ¿No se suponía que, después de Chávez, el país diera un bandazo radical?
Tuvimos la oportunidad de conversar largamente con el jefe de campaña de Capriles Radonski, unos minutos después del acto de celebración. La estrategia de ellos fue ver esta elección no como un fin, sino como un hito en el camino de las elecciones presidenciales de octubre. Su discurso es de integración, sin revanchas de ninguna índole. La campaña de Capriles Radonski ha reflejado el deseo de los venezolanos de construir y de mirar al futuro. Fue una campaña que abarcó el espectro político en su conjunto. Muchos de los que antes votaban a Chávez y que están descontentos buscaron en Capriles una nueva oportunidad para el país.
¿Qué se espera que suceda en estos ocho meses restantes de campaña electoral?
De parte de la oposición se espera un mayor nivel de unidad. La legitimación ha sido muy potente. Más del 60 por ciento de las preferencias en las primarias habla muy bien de la unidad de las fuerzas democráticas venezolanas. Ya han planificado cómo potenciar eso. El precandidato Leopoldo López, que renunció y dio su apoyo a Capriles, estuvo en la tarima con el resto con los brazos en alto llamando a la unidad y parte de su equipo ya se había integrado al equipo de Capriles Radonski. También se espera que los otros equipos aporten gente e ideas a la campaña por la elección presidencial de octubre y no solo eso, también tendrán integraciones a niveles de alcaldía y estados, lo que significa que los lazos serán muy fuertes, pues vienen desde las bases, desde el voto local hasta el nacional.
De parte del chavismo, ha pasado lo que se esperaba. Un intento por apropiarse de los cuadernos electorales, pero la oposición quemó los cuadernos, como se planeó, para impedir que las personas que trabajan en el aparato estatal y votaron en las primarias sufrieran represalias. El programa televisivo La Hojilla ya ha comenzado la campaña de descrédito contra el candidato electo, incluso injuriándolo.
Para Cuba, ¿cuáles serían las consecuencias de una victoria de la oposición en Venezuela en octubre?
El futuro inmediato de Cuba está muy ligado a Venezuela. Para nadie es un secreto que el estado cubano recibe 115 mil barriles diarios de petróleo y que maneja millonarios negocios que pertenecen al pueblo venezolano. Una victoria opositora en Venezuela dejaría al gobierno de Cuba en el desamparo económico. Debemos proponer una alternativa real de cambio que incluya a todos los cubanos sin distinción. La denuncia de las violaciones de los Derechos Humanos es un estandarte legítimo y valioso; pero debemos ser capaces de señalar un camino cierto, en el que nos sintamos con cabida y futuro. Ese es un déficit que tenemos.
Esta es la gran oportunidad de los venezolanos sacar al tirano del poder ya Dios le dio una primera oportunidad para eliminarlo y no la aprovecharon, ahora es cuando deben unirse para sacarlo junto con todos los cubanos injerencitas que tiene el gobierno Cuba ahí, Venezuela es de los venezolanos, jamas permitan patrones de la Cuba actual donde aterrorizan a los ciudadanos hablándole todos los dias del imperialismo metiendole miedos en la piel, señores los americanos jamas irán a Cuba allí no hay nada que coger y ellos saben perfectamente que solo nos queda una nación destruida y 10 millones de cubanos muertos de hambre y miserias.