El asalto contra la democracia en Chile ha resultado en un fracaso para la mafia castrista y la narco dictadura venezolana. Ha quedado demostrado que el modelo dictatorial comunista-populista dejó de ser una opción en Latinoamérica, también que la existencia de las dictaduras de ese corte representan un peligro para todos los países democráticos. Las mafias castristas en Cuba y Venezuela quisieron presentar los sucesos en Chile como una demostración del rechazo de la población al modelo “neo liberal” en Latinoamérica, como prueba de que la democracia es un fracaso.
La realidad es que la mayoría de los chilenos ni participaron ni apoyaron las manifestaciones violentas y aunque aprueban que se mejore la situación de un sector de la población, quiere que esto se haga por los canales democráticos de la institucionalidad chilena. No había fotos de Chávez, ni de Fidel Castro, ni del Che Guevara desfilando por las calles de Santiago de Chile, ni pancartas de apoyo a la “revolución cubana” ni al socialismo del siglo XXI. Nadie quiere ya imitar los fracasos de Cuba y de Venezuela.
Lo que sí ha quedado claro en Latinoamérica es que una minoría organizada y dispuesta a sembrar el caos en un país, representa un peligro para todos los pueblos que quieran vivir en democracia. Esa minoría apoyada por el castrismo y su satrapía venezolana puede convertir a cualquier democracia en un infierno como fue el caso de Colombia y su narco guerrilla hasta que Álvaro Uribe la derrotó. La convulsión violenta en Chile ha resultado en un triunfo de la democracia y un fracaso para todos los que la alientan y participan, dentro y fuera de Chile.
Artículo de La Nueva República 255-B
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