Michelle Bachelet y Raúl Castro
Michelle Bachelet, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, instó a las autoridades cubanas a liberar a los manifestantes y periodistas que participaron en las protestas masivas del pasado domingo 11 de julio en Cuba. Además, Bachelet lamentó la muerte de un civil durante las manifestaciones y pidió que se investigue el caso. Por otro lado, sugirió el levantamiento de sanciones a la Isla, que sufre un bloqueo por parte de Estados Unidos desde 1960.
Este más o menos es el mensaje divulgado por varias agencias de noticias con titulares como “Bachelet pide a Cuba liberar a los detenidos durante las protestas antigubernamentales”. Titulares en que se usa a Cuba como un sinónimo del castrismo, lo que le da legitimidad subliminal a la dictadura. Nunca se debe usar a Cuba como sinónimo del castrismo, error en el que cae hasta Radio Televisión Martí con innecesaria frecuencia.
Que Michelle Bachelet haya sugerido el levantamiento de las sanciones a la Isla, que por cierto no son sanciones a la Isla sino contra la dictadura, es parte también del lenguaje de la izquierda demagógica que no quiere aceptar que el desastre que viven los cubanos es exclusiva responsabilidad de la mafia corrupta e incompetente que controla el poder en Cuba.
Pero bien, vamos a lo medular, Michelle Bachelet pidió la liberación de todas las personas arrestadas en las manifestaciones por «ejercer su derecho a la libertad de reunión pacífica, opinión y expresión». Y en esto estamos no solamente de acuerdo sino que aplaudimos su petición. Además, nos alegramos al ver otra manifestación del nivel de repudio mundial con que se ha reaccionado contra la represión desatada por el castrismo.
Porque si entre los cubanos la represión contra los manifestantes ha sido motivo de intenso y apasionado rechazo, en la comunidad internacional se ha reaccionado con disgusto y denuncias. Esto representa una victoria sin precedentes en la lucha por la libertad de Cuba. Tomen nota compatriotas que esto es importante.
Si ahora Michelle Bachelet, amiga pública y notoria del difunto Fidel Castro y del actual dictador Raúl Castro, es capaz o se siente obligada a hacer lo que equivale a una crítica a los excesos del régimen que antes defendió como presidenta de Chile, no cabe duda de que la imagen de la tiranía en el mundo rueda por el barro.
Infocid
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