En este mes de agosto, la apertura de emprendimiento personal autorizada por el gobierno y denominadas Micro Pequeñas y Medianas Empresas Socialistas, MIPYMES, cumplen su segundo año de operación y cuentan actualmente con más de 8000 licencias entregadas en todo el país.
Su creación fue producto del urgente respiro económico que exigía la maltrecha economía estatal, carente de inversiones, escasez de inventarios en sus almacenes, la pésima gestión de sus dirigentes y la necesidad de importación de bienes y servicios para una población hambreada y sin esperanzas.
Como cada apertura del régimen, originalmente se desplegó una política de flexibilidad y permisión en las operaciones de los cuentapropistas que se aventuraron en el nuevo “experimento”. La compra, construcción, remodelación y alquileres de locales, supuso una notable inversión del bolsillo de muchos cubanos, que vieron ante la nueva propuesta del Gobierno una opción de crecimiento y prosperidad. Pero como siempre sucede, el régimen ha comenzado a recoger cordel y atacar a estas micropequeñas y medianas empresas, culpándolas de la inflación y la falta de circulante que vive hoy el país.
Una de las medidas adoptadas por el régimen para frenar a las MIPYMES, es la Resolución 11 del 2023 del Banco Central de Cuba, BBC, que establece límites para los cobros y pagos en efectivo en moneda nacional, así como para el depósito, la extracción y la tenencia.
Esta ley de bancarización de la economía exige el depósito en el banco del dinero recaudado y la utilización de la transacción bancaria para poder efectuar las compras y los pagos de los empresarios particulares, una medida que ha provocado el rechazo de muchos emprendedores, algunos han cerrados sus establecimiento o disminuido sus volúmenes de venta.
La medida ha disparado el valor de la divisas, un elemento vital para los dueños de MIPYMES, pues el mayor volumen de compra deben realizarlas en ese tipo de moneda, algo que ha suscitado la subida de los precios.
Lineamientos Económicos del partido comunista, 164 medidas para salvar la agricultura, la tarea Ordenamiento, el Reordenamiento, la política de Soberanía alimentaria y esta última ley de Bancarización de la economía, han sido una sucesión de episodios nefastos para el pueblo cubano, quien con un salario promedio de 2100 pesos, equivalente a 8 dólares, debe enfrentarse la vorágine de la vida en un país en crisis.
Un dueño de MIPYMES entrevistado que solicitó anonimato, expresó que “para un país que funcione bajo condiciones de normalidad, la bancarización y el impulso a la política del pago electrónico brinda ventajas operacionales y de comodidad para los clientes, pero en el caso de Cuba no, con una economía en bancarrota y con dirigentes que se mueven por impulsos ideológicos y políticos, esta nueva ley persigue como principal objetivo aumentar el control estatal sobre las finanzas de la población”.
Otro dueño de MIPYMES, Milton Proenza, compró dos locales en la calle 290 en Santa Fe, municipio Playa, y pronostica a corto plazo el cierre de sus establecimientos, por todas las limitaciones y obstáculos que les está poniendo el estado para su funcionamiento.
“El gobierno nos llaman actores económicos, una palabra que en lo personal a mí no me gusta nada. Y como ha sucedido otras veces primero nos dieron facilidades y nos embullaron, para después, cuando ya tenemos la carnada atravesada en la boca, tirar de la cuerda y engancharnos como a los peces. Cuando permitieron el Mercado Libre Campesino en los años noventa, realicé una inversión grande y puse un negocio que me daba ganancia. Al cabo del tiempo me lo cerraron y lo perdí todo. Luego abrí un paladar en el 2010, cuando la famosa apertura de Raúl, estaba comenzando a crecer pero vino el ramalazo de los inspectores y el alza de los impuestos y tuve que cerrarlo. Con la Tarea Ordenamiento y la unificación de la moneda muchos emprendedores como yo perdimos el capital guardado en el banco por la tasa de cambio, sin embargo con las Mipymes caímos otra vez en el engaño. Ahora nos exigen tener el dinero guardado en el banco, en un país donde ningún cajero tiene efectivo y solo se permite sacar 5000 pesos, un abuso”.
Algunos comerciantes particulares confiesan, que la situación imperante guarda cierto paralelismo con la incertidumbre vivida por los cubanos en 1961, cuando el nuevo gobierno realizó un inesperado canje de moneda, que descapitalizó no solo a la burguesía, también a todos los pequeños negocios que situaban a la economía cubana como una de la más pujante de América Latina.
Para Milton esta ley de bancarización persigue como principal objetivo el cierre de muchos negocios, ante la imposibilidad de cumplir con las exigencias del estado. Los dirigentes de este país no saben mucho de economía, pero en cuestiones de robarse el trabajo de la gente son verdaderos magos”, concluye Proenza, uno de los tantos dueños de MIPYMES que cerrarán sus negocios ante esta nueva ley represiva del régimen comunista.
“Los proveedores exigen a los dueños de los comercios el pago en efectivo. No quieren transferencia electrónica”, nos cuenta Mario Matos, comercializador de productos de una MIPYMES de Arroyo Naranjo. “Dicen que nada por tarjeta, y tienen razón, porque después que el dinero entra al banco no hay forma de sacarlo. Si es una cantidad que excede los 5000 pesos debe realizarse una solicitud por escrito a la gerencia del banco, llenar una planilla y esperar 20 días a que te den respuesta. En ocasiones te deniegan la solicitud de extracción, por falta de argumentación sólida. Eso le pasó a mi hermano, con una cuenta de banco que no puede tocar no sabe hasta cuándo”.
La MIPYMES de Matos da empleo a 12 trabajadores, pero relata que está presentando problemas con el pago del salario de sus empleados, que tampoco quieren saber de tarjetas magnéticas. Como medida de choque el emprendedor ha tenido que despedir a cuatro de sus trabajadores y repartir la labor entre los 8 restantes, que ya han comenzado a quejarse por la sobrecarga y la extensión de los turnos de trabajo.
Otro emprendedor frustrado es Armando Camejo, de Miramar, municipio Playa, que confiesa haber perdido el entusiasmo con el que abrió su negocio y ahora se siente paralizado ante las consecuencias previsibles de la bancarización.
“Los dirigentes del banco informaron en la televisión que los cambios eran necesarios, para frenar la escasez de efectivo, pero son cambios muy difíciles de digerir, es cierto que hay una crisis grande en el país, el dinero nuestro siempre los hemos controlados nosotros y el mercado negro ha sido nuestra mayor fuente de abasto, tanto de divisas como de las materiales primas y los productos a comercializar, no sabemos nada de sistema tributario, no estamos preparados para esto de tener dinero y a la vez no tener”.
La economista Rafaela Cruz había advertido desde el mismo anuncio de la ley de bancarización, que una de las inmediatas consecuencias derivadas seria “una menor confiabilidad del Estado cubano, donde ahora invertir en Cuba sería altamente riesgoso”. Una tesis que ya comienza a cumplirse con el cierre de negocios, que sumado al detrimento de la oferta, a la pérdida de credibilidad del gobierno, a la disminución de la inversión y a un dólar cada vez más caro, significa combustible para el fuego inflacionario que está carbonizando a las familias cubanas.
Por Yunia Figueredo, delegada del CID en Jaimanitas
[…] Bancarización y MIPYMES. – La Resolución 11 del 2023 del Banco Central de Cuba exige el depósito en el banco del dinero recaudado y la utilización de la transacción bancaria para poder efectuar las compras y los pagos de los empresarios particulares, una medida que ha provocado el rechazo de muchos emprendedores. La periodista independiente Yunia Figueredo entrevistó a dueños de MIPYMES: […]