De repente en el mes de abril la isla de Cuba, que ya estaba en el subsuelo, descendió al nivel máximo de profundidad: la capa rocosa. Analizaremos ejemplos elocuentes que apuntalan este descenso.
La crisis económica, política, social y moral que atraviesa el país había derivado, luego de la psicodélica Tarea Ordenamiento, en un caos, pero en abril de repente se perdió la gasolina y el gas licuado, el transporte se convirtió en un problema, cocinar con gas en una ilusión.
“Subieron la máquina de Jaimanitas a Santa Fe a cien pesos”, dice Luis, mensajero de la bodega, “el chofer me lo dijo así, campante, chama a partir de ahora son cien pesos hasta Santa fe. Cuando le pregunté porque esa subida al doble del precio me dijo que estuvo tres días en una cola para comprar gasolina y que habían perdido mucho dinero”.
Una queja general de los choferes de alquiler, es la afectación monetaria por la espera del turno para llenar el tanque. Un chofer dueño de un Chevrolet 56 que reside en Marianao, cuenta pasó tres días en una cola para llenar, sin moverse del carro, y que vio lo que nadie se puede imaginar.
“A un Lada le robaron los espejos y la antena. Y a otro el tubo de escape. Los choferes deben dormir dentro de los carros, para cuidarlos, pero ni siquiera así: más alante mío había un Plymouth que el dueño se hizo el gracioso y se fue a dormir a su casa y cuando regresó estaba montado en burros. Le llevaron las cuatro gomas. Son ninjas”.
En las redes sociales se han mostrados imágenes de las colas en las gasolineras. Un panorama de espera que requiere de mucha paciencia, según relata Emilio, dueño de una Studebaker de nueve plazas. Emilio calcula que en los días que estuvo en la cola del CUPET de San Agustín perdió más de cien mil pesos.
“Conocí a unos socios y llevamos una mesa de dominó, jugábamos hasta la madrugada, dormíamos en los carros, cerca hay una estación de policía y hay alumbrado público, no tuvimos incidentes. Pero sé que en otras gasolineras hubo robos y peleas por los puestos. Por lo menos conozco dos hechos de choferes que se fueron a las manos por moverle el carro y cogerle el turno. Quien no tenga una paciencia de elefante para meterse la cola no puede hacerla”.
Salvador Sánchez, de Jaimanitas dueño de un Ford 56, dice que ante la repentina escasez de gasolina ha decidido vender su auto.
“Pero los precios de los carros han caído al piso, por la incertidumbre que existe sobre el combustible, y no quiero vender el Ford barato, porque me ha costado mucho mantenerlo seda”.
El precio de las máquinas de alquiler se disparó en la última semana por la escasez de gasolina y la gente en la calle teme que en cualquier momento el gobierno informe un alza en los precios del transporte estatal.
El gas licuado también ha sufrido un duro embate. Desde el 15 de abril no reparten gas licuado en el municipio Playa. En Jaimanitas frente al punto del gas se reúnen las personas tras una lista, que deben “cantar” dos veces al día. El último “pase de lista” es a la siete de la noche. El punto del gas está enclavado en una calle con iluminación pésima y es un espectáculo el grupo de personas aglomeradas sobre la lista alumbrándola con sus teléfonos celulares.
“Es una escena medieval digitalizada”, expresa con ironía la doctora Miriam Noa, historiadora del pueblo, que lleva una semana yendo al punto de gas a cantar la cola. “Voy a terminar siendo María Callas”.
Hace pocos días se efectuaron las elecciones del presidente y la comitiva que lo acompañará por cinco años con las riendas del país. En los días previos a las elecciones algunos cubanos se aferraban a la esperanza de un cambio de presidente, una idea lógica teniendo en cuenta los pésimos resultados de Díaz Canel en sus cinco años como presidente.
Pero quedaron decepcionados cuando por “unanimidad” la asamblea nacional reeligió a Canel y a los ministros para que siguieran empujando más para abajo el país, con el peso de sus estructuras sobre los asientos de la asamblea nacional.
Ante la carencia de combustible el gobierno ha informado que se debe a incumplimientos de los proveedores, “que también tienen sus propios problemas”, un intento de criticar, pero a la vez justificar la raíz del problema. Un argumento que convence a los choferes de las colas en las gasolineras, pero no a los expertos en el tema que cuestionan sea esa la razón de la escasez.
Las cifras de abastecimiento desde Venezuela en el primer trimestre del año son suficientes para mantener el parque automotor funcionando y las gasolineras llenas, han dicho los expertos con cifras y datos, pero ante la necesidad de liquidez del gobierno, los expertos sospechan que se pudiera estar sacrificando a los cubanos con limitaciones de combustible, para suplir pagos perentorios y deudas acumuladas.
Juan Consuegra, dueño de un auto Moskovich ganado en la zafra azucarera como cortador millonario de caña, se pregunta: ¿Hasta cuándo será la caída libre de la economía a este vacío sin fin?
“Parecía que ya se había visto todo”, dice el machetero millonario, “y de repente te dicen en la prensa y en la televisión que un 75 % de la población fue a votar, cuando la gente vio que no fue nadie. Después te reeligen en la cara al mismo hombre que ha hundido al país, con una comparsa de ignorantes que no saben de economía ni de ninguna otra cosa absolutamente nada. Y se estrenan despareciendo la gasolina y el gas. La soga irá apretando en los próximos meses y cuando llegue el verano y la cosa se caliente seguramente habrá protestas. Ya la capa rocosa nos queda chiquita y vamos por más… más abajo… rumbo al centro de la tierra”.
Por Frank Correa
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