La Nación. Edgar Chinchilla. Guatuso. Alajuela. Entre los migrantes cubanos refugiados en el albergue de Katira, en este cantón, hay cinco doctores. Este grupo de médicos se organiza para ayudar a los equipos de salud costarricenses a detectar personas con fiebre o algún problema de salud. El grupo de migrantes también incluye chefs, albañiles e ingenieros, entre muchas otras profesiones que caracterizan a esta población varada en territorio nacional, en su ruta hacia los Estados Unidos. Entre el grupo instalado en Guatuso, son muy pocas las amas de casa, y el que menos estudios tiene cuenta con bachillerato. Esto ha facilitado la organización dentro de los albergues. Solo en este cantón hay 700 personas. En Upala, hay 900 más. En total, incluidos los de La Cruz, hay casi 4.000 migrantes ubicados en 24 albergues a lo largo de la frontera norte.
“Todos los días, los médicos de Guatuso que visitan los albergues se reúnen conmigo para conocer la situación de salud del grupo”, explicó el doctor cubano Yusuel Sosa. Aclaró que él no está autorizado para atender pacientes, pero sí colabora con la vigilancia y el control de casos menores como fiebres y males estomacales. Está atento a cualquier brote.
“Venimos en busca de una mejor vida. Los salarios en Cuba no son buenos; por eso somos tantos los profesionales que estamos migrando”, agregó. Mejor futuro. En Cuba, los médicos están entre los profesionales que ganan los mejores salarios: $100 al mes (¢54.000). Según comentaron algunos, en la Isla no les permiten comer carne más de una vez al mes. La situación es dura. Por eso, cientos quieren aprovechar la Ley de Ajuste Cubano, de los Estados Unidos, para lograr ingresar a ese país, reunirse con familiares en ese territorio y aspirar a un mejor futuro. Esa ley de 1966, llamada “pies secos, pies mojados”, les permite ser recibidos con solo poner un pie en territorio estadounidense.
En su tránsito hacia el país del norte, que se complicó con la negativa nicaragüense de permitirles pasar por su territorio, los cubanos hacen lo posible por sobrellevar el día a día en los albergues que se abrieron aquí para su atención. En cada centro, hay un grupo que se encarga de mantener las mejores condiciones de higiene. “La limpieza se realiza en todos los sectores. Estamos organizados y es una forma de colaborar con las autoridades ticas”, comentó Gleidis Sulveta, una de las encargadas de limpieza en el salón parroquial de Guatuso. Aprovechando la numerosa presencia de chefs cubanos, los servicios de alimentación están en sus manos. “Estamos aprovechando los alimentos que algunos vecinos nos traen. Todos los días tenemos un menú variado, con platos cubanos y platillos ticos”, explicó el chef Roberto Galvez. “Tenemos varios encargados de cocina. En este campo estamos muy a gusto”, comentó el chef cubano.
Colaboró la periodista Ángela Ávalos R.
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