La designación impositiva de Miguel Díaz-Canel para ocupar la presidencia de Cuba y su posterior nombramiento como primer secretario del partido comunista, nunca se trató de un reconocimiento a sus méritos políticos o a su capacidad intelectual.
De hecho, la historia lo incluirá en el top de los cinco gobernantes más ridículos de la historia de los gobiernos latinoamericanos, donde compartirá escena con Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Evo Morales y Daniel Ortega.
Díaz-Canel es una suerte de desinfectante político que usa el régimen comunista para intentar producir un estado amnésico en el pueblo cubano que le impida recordar los crímenes cometidos por sus predecesores.
Más allá de no poseer ningún mérito político, intelectual ni humano, este fantoche se ha convertido, ante los ojos del pueblo cubano y de todo el mundo civilizado, en el ser más despreciable y vil de toda la historia del comunismo cubano.
Bajo su gobierno el pueblo cubano está viviendo su peor crisis económica, social y humanitaria, y por si no fuera suficiente miseria ha ordenado el enfrentamiento genocida de los militares contra miles de ciudadanos indefensos que, pacíficamente, han salido a las calles a reclamar el fin de la tiranía que los ha anulado por más de 60 años.
Muchos cubanos, en su desesperación, incertidumbre y desamparo han llegado a evocar el nombre de Fidel castro con nostalgia. Hasta ese punto llega la repulsa y el desprecio hacia Miguel Díaz-Canel, el presidente cubano que será recordado como un genocida miserable, asesino de un pueblo pacífico e indefenso que sólo quiere libertad para vivir en paz.
Por Ernesto Aquino
Cubano no te calles, reclama tus derechos
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