El canto del gallo y los tres papas

Por |2018-08-27T22:13:38-06:0027 agosto, 2018|Historia, Opinión|Sin comentarios

 

Tres sucesores de San Pedro, al frente de la Iglesia Católica han visitado nuestra patria. Tres veces sin tener el valor de enfrentarse  a la dictadura de los Castro, como si la historia quisiera burlarse de nuevo y repetir aquella traición de San Pedro a Jesús de Nazaret en la noche de su crucifixión: “Pedro, antes que el Gallo cante me habrás negado tres veces”…

 

¿Pura coincidencia o confirmación de la teoría de Maquiavelo sobre los hechos históricos que parecen repetirse simplemente porque están ligados a dos factores, por un lado uno permanente : la “pasión humana” (lujuria, ambición, egoísmo…) por otro lado el factor de las circunstancias históricas que cambian y que Maquiavelo llamaba “la fortuna”.

 

 

¿Qué razones llevan a los tres Papas a mirar al otro lado conociendo (como ciertamente conocían) los atropellos, los asesinatos, las persecuciones y el hambre de los cubanos? ¿De qué tenían miedo como el pobre Pedro aquella noche trágica? ¿Los Castro les habrían amenazado de muerte si hablaban o criticaban la Revolución? Ciertamente no. Pienso que la respuesta a esta incógnita se encuentra, 1) en la historia misma del cristianismo y la transformación del mensaje del evangelio por Saulo de Tarso, llamado San Pablo, ultimo Apóstol y verdadero fundador de la Iglesia como estructura social e institución, pero también, 2) en la estructura del clero cubano.

 

Frente a la dictadura de los Castro hubo la oposición abierta de los 163 sacerdotes y obispos expulsados de Cuba en 1961.

 

Porque fue Pablo (quien no conoció a Jesús) quien ordena a los cristianos romanos de acatar la dictadura del imperio romano (Nerón en aquel momento) como cualquier otro Estado:

«Toda alma se someta a las autoridades que están encima; en efecto, no existe autoridad sino por Dios y, las que existen, por Dios han sido ordenadas. Así que el que se insubordina contra la autoridad se opone a la ordenación de Dios y los que se oponen atraerán sobre sí mismos la condenación (Epístola a los Romanos, 13, 1-4).

 

Según historiadores de la personalidad de San Pablo llegan a la conclusión que “Pablo no toleraba que a su alrededor hubiera personas que pensaran de manera independiente” (Karlheinz Deschner). Algo así como el Fidel Castro del cristianismo… (¿Casualidad que el apoyo intelectual latino de Castro, Ortega y Maduro se llame “Foro de Sao Paulo” por la ciudad donde se creó en 1990 como consecuencia de la implosión del comunismo?…)

 

Esta doctrine “pablista” ha sido constantemente la doctrina del Vaticano y sobretodo de los tres papas que han visitado Cuba: Juan Pablo II y su Guardián del Dogma, el Cardenal Ratzinger (más tarde Papa Benedicto XVI) así como el actual Francisco. Los tres han condenado la Teología de la Liberación o Teología de los pobres (aunque Francisco hipócritamente alaba a su fundador, el peruano Padre Gustavo Gutiérrez). La Teología de la liberación ha servido de biblia a las comunidades sandinistas durante el primer periodo democrático y a mi entender sigue siendo, a pesar de su recuperación por los comunistas latinoamericanos (entre los cuales hay que citar a Fray Beto, el gran amigo de Fidel) tal vez por su carácter “antipablista”.

 

Y aquí encontramos la diferencia fundamental entre el clero nicaragüense, junto a su pueblo y frente al dictador Daniel Ortega y el clero cubano sumiso, condescendiente y cómplice de la dictadura castrista. Dos “caras de la Iglesia” como decía el gran teólogo e historiador Hans Kung: una que se presenta como “santa” (la de Nicaragua) la otra que se presenta como “prostituta” a cambio de privilegios, regalos y prebendas de los Castro.

 

Loredo y el Comandante no solo se enfrentaron a la dictadura sino que durante años la ridiculizaron al no vestirse como prisioneros comunes y haciendo huelgas de hambre (“los plantados”).

 

El clero cubano, a pesar de no tener esas raíces populares de la Iglesia nicaragüense ya que sus raíces fueron y siguen siendo alrededor del poder social, no siempre fue así. Hubo el ejemplo del Arzobispo Pérez Serantes, quien se enfrentó a Batista para salvar precisamente la vida del futuro dictador Fidel. Frente a la dictadura de los Castro hubo la oposición abierta de los 163 sacerdotes y obispos expulsados de Cuba en 1961. Pero también hubo otros valientes como el Padre Arzuaga quien llego a defender los condenados por el Ché en La Cabaña y sobretodo el Padre Miguel Ángel Loredo, compañero de prisión del Comandante Huber Matos durante gran parte de su condena. Loredo y el Comandante no solo se enfrentaron a la dictadura sino que durante años la ridiculizaron al no vestirse como prisioneros comunes y haciendo huelgas de hambre (“los plantados”).

 

Mahatma Gandhi, quien fuera un admirador de la doctrina de Jesús de Nazaret rechazó categóricamente la enseñanza de San Pablo. Gandhi comprendió perfectamente lo que Jesús quiso decir con su frase: “mi Reino no es de este mundo”.

 

¡Quiera Dios que el clero cubano, con quien compartí parte de mi vida, comprenda este mensaje y se acerque a su pueblo!

Por Francisco Condis y Troyano.  Profesor Emérito de Economía (Universidad Católica de Lovaina Bélgica).  Ex-consejero del Ministerio de Industria en Polonia.  Miembro del Comité Ejecutivo del CID.  Representante del CID ante la Unión Europea.

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