El capitalismo salvó al pueblo chino

Por |2018-10-23T21:46:03-06:0023 octubre, 2018|Economía, La Nueva República, Opinión|Sin comentarios

Definitivamente, el capitalismo salvó al pueblo chino. La persistencia del gobierno en China de mantener el centralismo político tendrá una incidencia negativa en el futuro desarrollo de esa nación asiática, pero lo que resulta indiscutible, fuera de todo debate constructivo, es que el capitalismo (entendido como fórmula económica) es la única solución viable para el desarrollo y la prosperidad de cualquier nación.

 

El Gran Salto Adelante (entre 1958 y 1961) fue una campaña de medidas económicas, sociales y políticas implantadas en la República Popular China por el Partido Comunista de China bajo el liderazgo totalitario de Mao Zedong o Mao tse Tung. El experimento, que produjo lo que se conoció como La Gran Hambruna, resultó un fracaso absoluto que se cobró la vida de 45 millones de personas.

 

Para mantenerse fiel a la naturaleza perversa del totalitarismo el “Gran Hermano Mao” implantó su “Revolución Cultural” en el año 1966, una política de garrote y guillotina (dirigida sobre todo contra intelectuales y políticos) que legitimó el terror de estado a través de los Guardias Rojos.

 

El nombre de Mao Tse Tung figura en el panteón de los grandes genocidas, junto a Lenin y Stalin, para vergüenza de la especie humana; del mismo modo que sus programas de colectivización descansan en el panteón de los fracasos del socialismo.

 

Hacia 1978, dos años después de la muerte del “oscuro iluminado” (Mao), China comenzó un proceso de reformas económicas, bajo la dirección de Deng Xiaoping. La economía de mercado se entronizó en el gigante asiático disminuyendo espectacularmente los niveles de pobreza y ubicando a China entre las primeras potencias económicas del mundo.

 

De manera que, la interrogante de por qué el gobierno cubano sigue arremetiendo contra el capitalismo, no puede ser respondida desde la perspectiva del raciocinio.

 

La República Popular China, con una población que rebasa los 1.300 millones de habitantes, sigue manteniendo el control político (con todos los efectos nefastos que eso conlleva), sin embargo, las expectativas de crecimiento individual han mejorado drásticamente la calidad de vida de la población.

 

El experimento económico chino ha invalidado dramáticamente la tesis del socialismo cubano sobre la economía de mercado; entonces, ha qué tipo de trastorno intelectual se le puede atribuir la persistente paranoia del régimen cubano contra el capitalismo.

 

Una posible respuesta podría ser, que algunas especies políticas viven ancladas entre el esclavismo y el feudalismo, adormecidas en la afrodisíaca fantasía de un mesianismo infantil según el cual, aceptar la responsabilidad adulta implicaría corromper la pureza de los errores perfectos, una cadena interminable de acciones negativas por las que siempre pagan las víctimas.

 

Por Ernesto Aquino

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