La suspensión indefinida de servicios médicos cubanos por parte de Kenia y Mozambique representa una pérdida de ingresos y también de prestigio para la dictadura castrista. Además, cómo el gobierno de Donald Trump ha retirado la mayor parte de su personal en la embajada americana en La Habana y ha recomendado a los estadounidenses que no viajen a Cuba es de esperar que por esa vía también se dejen de percibir unos cuantos millones de dólares porque habrá un porcentaje de estadounidenses que no viajarán a Cuba. Sumado a la perdida de turismo por los destrozos ocasionados a la infraestructura turística por el huracán Irma, la situación financiera de la dictadura se agrava y nadie en el mundo va a financiarla.
Pero lo peor está por venir, en el futuro no muy lejano, cuando el chavismo pierda el poder en Venezuela, el gobierno democrático que tome las riendas en ese país exigirá la retirada de todos los médicos cubanos y entonces el régimen castrista se quedará sin la subvención que lo ha mantenido a flote por tanto tiempo.
Según el famoso economista cubano americano Carmelo Mesa Lago la venta de servicios profesionales de Cuba a Venezuela que era en el 2013 de 11.000 millones de dólares anuales cayó a 7000 millones en el 2015. Un cambio democrático en Venezuela significara la perdida de esos 7000 millones y seguramente de otros ingresos secretos que vienen de Venezuela. En resumen, el castrismo está condenado a la quiebra. A la quiebra total, moral, política y financiera.
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