EL PIB es una forma de medir la riqueza de una nación. El PIB es la suma de los bienes, inversiones y servicios producidos en un país durante un espacio de tiempo, generalmente un año. Por eso se le llama el Producto Interior Bruto. (PIB). El crecimiento anual del PIB o sea la tasa de crecimiento de la riqueza es probablemente el mejor indicador del desarrollo económico de una nación.
Por ejemplo, el promedio de la tasa de crecimiento del PIB de Panamá desde el 2006 hasta el 2019 ha sido de 6,20% anual, mientras que la de la economía cubana ha sido de 1,2%. La economía panameña ha crecido cada año un promedio de más de cinco veces que la de Cuba. Otro ejemplo es Uruguay que ha tenido una tasa de crecimiento promedio del PIB de 3,78% durante los mismos 14 años en que el de Cuba ha sido de 1,2%, Uruguay ha crecido cada año tres veces más que Cuba.
El gráfico demuestra como se ha comportado el PIB de Cuba en los últimos 14 años. En él se puede ver que desde que Raúl Castro asumió el poder en 2006 con un crecimiento económico de 12,1% la economía castrista ha ido en picada hasta el punto que en 2019, antes del Covid, la economía solo creció un 0,5%. En resumen, Cuba ha ido marcha atrás en todos los órdenes. Deterioro que los cubanos han sufrido en carne propia.
El problema de la crisis económica de Cuba se debe principalmente a que el régimen castrista es el dueño absoluto del país. La producción de riqueza en manos del estado se maneja en forma política y burocrática. Las decisiones estratégicas se toman para fortalecer a la dictadura no para favorecer a la población ni para producir riqueza. Quienes tienen las riendas del poder siempre quieren robar más para estar listos a la hora de la huida y quieren tener al pueblo bajo la represión y preocupado por buscar la comida para que no puedan pensar en su libertad sino en no morirse de hambre.
En Cuba el régimen dirige la economía en forma centralizada, que ha sido la fórmula que ha fracasado en todas las economías que lo han intentado, por ejemplo la de la URSS. No centralizan la economía porque son comunistas, sino porque es la forma de dominar completamente al pueblo, es la manera de esclavizarlo.
Una crisis producto de ese modelo económico es una crisis estructural. Por el contrario una crisis coyuntural es otra cosa, es aquella que resulta de circunstancias. En nuestra opinión la crisis estructural de la economía castrista ha ido destruyendo al país gradualmente y a esto se han sumado factores coyunturales que la han hecho mucho más vulnerable.
A continuación, reproducimos parte del artículo: “Cuba: crisis económica, sus causas, el COVID-19 y las políticas de rescate” del economista cubano Carmelo Mesa Lago,* catedrático Emérito distinguido de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos:
“Cuba sufre la peor crisis económica desde la ocurrida en los años 90 tras el colapso de la URSS (el “Período Especial”).
Antes del COVID-19 las autoridades insistían que la crisis era “coyuntural”, pero obviamente era estructural. Entre 2016-2019 el promedio anual de crecimiento del producto interior bruto (PIB) fue del 1,2%, un virtual estancamiento. El PIB mermó desde el 12% en 2006, cuando Raúl Castro sustituyó a su hermano Fidel, al 0,5% en 2019 y se proyecta por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina—ONU) en un -3,7% (menos 3,7%) en 2020, frente a una meta oficial de crecimiento del 1%. El promedio anual de crecimiento en 2006-2020, agregando la cifra negativa de CEPAL para 2020, se reduce al 0,3%.
La economía cubana es muy “abierta”, o sea, muy dependiente del sector externo (comercio, turismo y deuda). Entre 2011 y 2018 el valor de las exportaciones de bienes menguó un 60% y era también un 60% inferior al valor de 1985, antes de la gran crisis; las importaciones decrecieron un 18%; y el déficit en la balanza de bienes aumentó un 13%, o un 50% comparado con 2010 y un 347% con 1985 (ONEI, 2019). En 2020 Cuba suspendió el segundo pago de su deuda renegociada con el Club de París por 30 millones de euros.
Cuatro son las causas de la crisis actual, una interna y tres externas. La primera es el continuo predominio de la planificación central y las grandes empresas estatales sobre el mercado y el sector no estatal, un modelo que ha fracasado en todo el mundo, incluyendo Cuba. Las reformas estructurales de Raúl Castro en 2007-2017 estaban bien orientadas hacia el mercado, pero fueron muy lentas, con muchos obstáculos, desincentivos e impuestos y virtualmente se paralizaron en 2016. Por ello no tuvieron éxito en mejorar la economía.
El presidente Miguel Díaz-Canel y la nueva Constitución han proclamado el “continuismo”, indicando que no se profundizarán los cambios necesarios para una reactivación económica.
Las medidas tomadas por la Asamblea Nacional del Poder Popular y por el presidente frente a la situación actual han sido criticadas por la mayoría de los economistas cubanos como insuficientes, vagas y tímidas frente a la magnitud de la crisis.
Los tres factores externos son la crisis económica venezolana y el consiguiente recorte de sus sustanciales relaciones económicas con Cuba, las sanciones punitivas impuestas por Donald Trump, que han reforzado el embargo de EEUU, y la pandemia del COVID-19.” (Continuará)
*Carmelo Mesa Laso es autor o editor de más de setenta libros sobre economía de la seguridad social y la salud en América Latina, la economía de Cuba y sistemas económicos comparados. Entre sus libros recientes destacan: La economía y el bienestar social en Cuba a comienzos del siglo XXI (Madrid, 2003), Las reformas de pensiones en América Latina y su Impacto en los principios de la Seguridad Social (Santiago de Chile, 2004).
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