El domingo pasado se ahorcó en Velasco, Holguín, el opositor Manuel Martínez León. Lo deportaron desde México cuando intentaba pedir refugio en Estados Unidos… Manuel era mi amigo y hablaba bastante de cuando Velasco era parte del ‘granero de Cuba’; un día me visitó en San Germán, pero no hablamos de política militante ni de derechos humanos en sí, me contó del verdor que había perdido su pueblo y de cómo podían arreglarlo si un día pasaba la «epidemia». Era un campesino con una sabiduría increíble. La conversación giró alrededor de la política sin tocarla; la política también le rondó y lo mató, la mala política, digo. Era miembro del CID, fundado por Hubert Matos, a quien le tenía devoción. Llegue hasta su esposa Ana Rosa mi más grande abrazo. Descansa, Manuel, mi amigo.
En una entrevista de 2013 para un reportaje de Radio Martí sobre campesinos opositores, fue de una humildad aplastante:
«Me dijeron, tú sabes que siembras plátanos, como para rebajarme o amedrentarme, y le dije, «sí, si tú quieres quítamelos. Yo voy a seguir haciendo lo que hago, defendiendo los derechos humanos». Vendo mis productos por la situación que tiene la gente, pero me vigilan más, me controlan más. He perdido muchos clientes, porque son persuadidos de que no me compren”, relató.
«No puedo dejar la oposición por ningún concepto, pero no puedo dejar la agricultura, yo no quiero recostarme a nadie porque todos los hermanos están en una situación difícil. Pienso un día ver a Cuba libre o morir luchando por eso”, dijo entonces.
De la página de Facebook de LFelipe Rojas
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