EL GRITO DE YARA

Convencidos los cubanos de que ya no podían esperar ningún beneficio de la metrópoli, ni la justicia que tanto tiempo habían solicitado y disuadidos de que nunca llegarían las prometidas leyes especiales, iniciaron los trabajos  para producir el movimiento separatista.

No todos estaban de acuerdo en comenzar prontamente el movimiento armado. Mientras unos confiaban en la campaña de las ideas, otros convencidos cabalmente de lo contrario empezaron a trabajar en diversos lugares de la isla. 

En Oriente fue donde más calor tomaron las ideas. Reuniéndose en diferentes lugares con el fin de armonizar los trabajos de las distintas localidades. La primera Asamblea se celebró en la finca San Miguel del Rompe el día 24 de Agosto de 1868 en la zona de Las Tunas. En esa reunión, presidida por Carlos Manuel de Céspedes, él planteó su punto de vista:

“Señores: la hora es solemne y decisiva, el poder de España está caduco y carcomido. Si aún nos parece fuerte y grande, es porque hace más de tres siglos que lo contemplamos de rodillas. ¡Levantémonos!”.

Casi dos meses después, en Octubre, Carlos Manuel de Céspedes se enteró de que el gobierno había ordenado su detención.  El telegrama con la orden de su arresto fue recibido por Ismael Céspedes, y éste, antes de entregarlo a las autoridades lo dio a conocer a los suyos

Céspedes adelanto la fecha del levantamiento en su ingenio «La Demajagua» a la noche entre  9 y el 10 de octubre. En ese lugar  dio a conocer  el Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, exponiendo las ideas y los fines del movimiento revolucionario que buscaba la independencia basado en la igualdad de todos los hombres, blancos o negros, cubanos o españoles.

Después de terminada la reunión y ante la imposibilidad de tomar la cercana ciudad de Manzanillo, los revolucionarios decidieron marchar hacia Sierra de Naguas con el objeto de aumentar las fuerzas insurgentes; no obstante, a su paso por el poblado de Yara, tuvieron el primer encuentro con una columna española proveniente de Bayamo. La derrota de los insurrectos en el asalto al pueblo de Yara quedó para la historia como El Grito de Yara.