EL PAPÁ DE SAHAR TODAVĺA ESTÁ SECUESTRADO

Por |2024-10-07T12:18:00-06:007 octubre, 2024|La Nueva República, Terrorismo|Sin comentarios

Sahar y su hermano Erez

 

El 7 de octubre de 2023, el grupo terrorista Hamas, que tiene como objetivo la destrucción de Israel, lanzó un ataque coordinado a gran escala contra Israel desde territorio de Gaza. El ataque incluyó el lanzamiento de miles de cohetes, la infiltración en comunidades israelíes cercanas a Gaza y ataques brutales.

 

Los terroristas mataron a más de 1,200 civiles israelitas, tomaron rehenes y causaron una destrucción generalizada, especialmente en los pueblos cercanos a la frontera con Gaza. El ataque resultó en numerosas víctimas israelíes y desató una nueva fase de conflicto intenso entre Israel y Hamas.

 

Israel desde entonces ha respondido con bombardeos aéreos y operaciones militares en Gaza tratando de aniquilar a los terroristas de Hamas que se escoden y operan desde los barrios poblados por civiles. Hasta el momento se reportan que 41.000 civiles han muerto y unos 10.000 militantes de Hamas han perdido la vida.

 

Hamas tiene la responsabilidad de una agresión brutal contra Israel sabiendo que la respuesta sería extremadamente violenta. Esta provocación de Hamas fue un acto deliberado que no pudo haberse llevado a cabo sin el conocimiento y visto bueno de Irán, cuyo régimen financia a Hamas y al grupo terrorista Hezbollah en Líbano, también comprometido con la destrucción de Israel.

 

A un año de esta guerra, donde miles de civiles lamentablemente han fallecido o han sido heridos, publicamos el relato de Sahar Kalderon una joven israelita de 17 años que fue secuestrada y cuyo padre todavía se supone que esta con vida y continua en manos de Hamas.

 

FUI REHÉN DE HAMAS, Y MI PADRE AÚN LO ES

Por  Sahar Kalderon

 

Tengo 17 años. Mi hermano menor y yo sobrevivimos 52 días de cautiverio.

 

Ofer Kalderon, papá de Sahar

 

El pasado 7 de octubre, fui secuestrada junto con mi hermano Erez, de 12 años, y mi padre, Ofer Kalderon. Mi abuela Carmela Dan y mi sobrina de 13 años, Noya, fueron asesinadas. Las encontraron abrazadas, en un charco de sangre.

 

Esa terrible mañana, estaba en casa con Erez y papá en el Kibutz Nir Oz. Oímos gritos en árabe, acercándose. Cuando los terroristas se aproximaron a nuestra casa, papá cerró la puerta con llave y nos dijo que saltáramos por la ventana y corriéramos.

 

Erez saltó primero, luego yo, y después papá. Nos escondimos en unos arbustos durante lo que pareció una eternidad, 2 horas y media. A nuestro alrededor, los terroristas arrastraban cuerpos, buscando más víctimas. Papá nos decía que no miráramos. Entonces, un terrorista nos vio. Comenzó a gritar en árabe y llamó a sus compañeros. Papá y Erez intentaron escapar corriendo, pero yo no podía levantarme—se me habían dormido las piernas. El terrorista me disparó, pero falló. Nos atraparon a cada uno y nos llevaron.

 

Estuve atrapada en un túnel durante casi dos meses, separada de mi padre y mi hermano. Cuando los terroristas finalmente me dejaron ver a papá en el túnel, al principio no lo reconocí. Estaba tan delgado, con barba, bigote y el pelo largo. Nunca había visto a mi papá asustado antes, pero parecía aterrorizado. Nos abrazamos y lloramos, y me dijo: «Hemos pasado por un Holocausto.»

 

Un día, los terroristas me dijeron que Erez y yo íbamos de vuelta a Israel. Pregunté por mi papá, por qué él no podía irse, cuándo saldría. No me respondieron. Lo abracé una última vez, y él lloró. Dijo que estaba feliz de que yo volviera a casa, pero tenía miedo de quedarse allí para siempre. Me pidió que fuera a las protestas y manifestaciones, que luchara por él. Siento que es mi responsabilidad salvarlo.

 

Desde entonces, han pasado meses, y no puedo dejar de pensar: ¿Cómo está viviendo mi papá allá? ¿Qué le está pasando? ¿Está seguro? ¿Tiene comida y agua? ¿Sabe que estamos aquí, pensando en él todo el tiempo, luchando para traerlo de vuelta? No obtenemos respuestas. La Cruz Roja, cuya misión es «ayudar y proteger a las personas afectadas por conflictos armados y otras formas de violencia», no ha hecho nada.

 

He estado yendo a manifestaciones y protestas, hablando ante multitudes, tratando de asegurarme de que la gente no se olvide de mi papá y de los demás rehenes. Son personas reales, no solo algo con lo que negociar. Cada uno de ellos necesita ayuda urgente. Debemos presionar a Hamas. No es solo trabajo de Israel, es trabajo de todos.

 

Papá, estás cerca de mi corazón, aunque estés tan lejos. Te quiero, te extraño cada segundo, y rezo todos los días para que vuelvas a casa. No puedo imaginar cómo estás enfrentando todo esto, pero prometo seguir luchando por ti. No me rendiré.

 

Sahar Kalderon es estudiante de último año de secundaria.

Fuente: wsj

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