Que cosas tiene la vida, hasta hace muy poco escuchaba en mi interrelación diaria con las personas que a fin de cuentas son el pueblo, que la gente está harta del partido único porque como sucedió en la extinta Unión Soviética, había un divorcio entre el poder y el pueblo y que la prensa como el partido, ambos armas del poder, intentan imponerle a este una realidad que ya no pueden ocultar a su antojo.
El modelo que nos importaron desde Moscú es vertical y la sociedad cubana cada vez va siendo más horizontal en su manera de proyectarse de frente a los retos que tiene por delante.
Si bien no se pueden negar los logros de los que se ufana el sistema de que la Cuba de hoy no tiene analfabetismo y que la tasa de mortalidad infantil también es muy baja y que seguramente fueron mencionados en el evento partidista, también es verdad que la población envejece aceleradamente y que no se vislumbra un reemplazo a corto plazo, las pésimas condiciones materiales impiden que las parejas planifiquen construir una familia, cuando lo hacen, lo piensan desde Miami, creyéndolo el sitio ideal, donde las condiciones son mucho mejores.
El pasado congreso del partido también hizo creer a la gente que la unidad sigue siendo la principal arma de la Revolución, pero la unidad que intentan demostrar que existe es a fuerza de bayoneta o peor, a través de un frio mecanismo que afecta directamente el alma de las personas, es una especie de tortura psicológica que viene a ser peor que la golpiza más brutal, esa es la base sobre la que se sustenta la ‘’unidad de los cubano en torno a su único partido’’.
Si el Partido estuviese estrechamente ligado a la gente como quieren hacer creer, en Cuba las personas no sentirían en carne propia la percepción de que las diferentes instituciones no les resuelven sus problemas más acuciantes, por eso recurren a organizaciones de la sociedad civil emergente como es el caso de la Defensoría del Pueblo o los Municipios de Oposición, esta actitud confirma el divorcio entre el gobierno, el Partido y el pueblo cubano.
El aparato represivo no necesita ser tan radical en sus acciones contra el pueblo, ya eso se hizo en su momento y sentó el precedente para que las nuevas generaciones lo piensen dos veces para oponerse a este macabro sistema de dominación, ahora solo basta con que las instituciones no realicen sus funciones, no hacerlo equivale a darle la espalda al pueblo y servir de arma silenciosa al terror, es dejar en la gente esa sensación extraña de indefensión que entonces obliga a otras formas de conquistas de los derechos conculcados.
¿Cómo hacerlo? Está por verse, ya se comienzan a dar los primeros pasos en esa dirección, la juventud cubana, desligada totalmente del régimen y la ideología que se le impone no cree en el Partido a pesar que el pasado congreso haya querido vender esa idea. Eso de por sí ya es un gran paso porque sin la juventud ningún proceso puede sobrevivir.
Nuestra juventud toda, militante comunista o no, es la misma que recibió a vivas voces al presidente Obama como símbolo de esperanza para este pueblo que clama por mayores dosis de libertad, es la misma que ahora contempla con enorme frustración como se ataca al presidente de Estados Unidos porque a la elite no le gustó su mensaje para nuestro pueblo, los que callan lo hacen por compromiso pero todos están en contra de tanta hipocresía y manipulación.
En fin, haya o no relaciones, lo que sí es una verdad radical es que la élite de siempre, entiéndase el Partido Comunista, seguirá imponiendo un socialismo en ruinas al pueblo cubano, mientras ellos viven un modo de vida capitalista a la vista de todos.
Ing. Gerardo Páez
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Como la religión, el comunismo crea su iglesia (el Partido), sus dogmas (la Revolución), sus mártires y sus santos (Lenin, el Che, etc.), su propia moral (« fuera de la revolución nada dentro de la revolución todo », sus ritos y sacramentos (el enemigo norteamericano es más que un enemigo: es el diablo y el resto que hay que exorcizar con gritos de repudio hacia quien no cree en el dogma de la revolución, etc. Sería interesante evaluar como Karl Marx, Lenin, Fidel han elaborado el sistema comunista mimetizando la religión (el cristianismo, el islán, el judaísmo… Cuando el pueblo se aleja de esa religión, solo la represión y el castigo remplazan la fe.