La población está cada día más descontenta, el ser humano se desgasta intentando llevar algo de comer para su hogar mientras la pandilla de delincuentes y corruptos de este régimen tienen la desvergüenza de presentarse en la televisión con sus barrigotas bien gordas, seña de no pasar hambre. Ellos saben que tienen a todo un pueblo fajándose el uno con el otro para poder adquirir cualquier producto que esté de oferta, que es mínima por la gran cantidad de demanda que hay. No hay viandas, cero verduras y las frutas son escasas y carísimas. El aceite hay que perseguirlo. Ahora en tiempo de pandemia en que el aseo es tan importante no aparece el detergente. En fin estamos sobreviviendo a una crisis total. El pueblo no se calla, uno los oye y se les nota el descontento que tienen, no les importa quién los esté escuchando, hablan de sus derechos y del enfado que sienten en cada momento.
Por Laura María Labrada Pollán, miembro del Comité Ejecutivo Nacional del CID.
Artículo de LNR 279-B
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