Agotaron sus reservas de esperanzas
Cuba camina sobre cristales rotos; pero esta vez no es la Cuba despierta de los que nunca creyeron en el proyecto socialista, sino la Cuba de los engañados que despertaron del letargo, los que agotaron su reserva de esperanzas en una espera que estafó su confianza y sus deseos de vivir.
Nadie estaá salvo del golpe homicida
Entre cristales rotos caminan también los apáticos y los indiferentes, los que creyeron que era suficiente mantenerse al margen; porque esta vez el cristal que se quebró fue el de la ingenuidad y la fe descuidada. Hoy, todo el pueblo sabe que nadie está a salvo del golpe homicida de un régimen inescrupuloso y criminal.
No hay vuelta atrás
El gobierno cubano es una masa ciega de fanáticos fundamentalistas capaz de los peores excesos y brutalidades. No hay vuelta atrás.
Para el ciudadano común, la mayoría del pue-blo que salió a las calles a protestar, el 11 de julio todavía tenía mucho de un acto de fe.
Ni odio ni venganza
La mayoría de los manifestantes marcharon confiados en el poder de los reclamos pacíficos; en definitiva, sus demandas no estaban motivadas por el odio y la venganza; eran sólo demandas humanas legítimas de un pueblo cansado de vivir en la indigencia, la insalubridad y la incertidumbre.
La salvación es la Rebeldía
El 11 de julio se produjo el quiebre definitivo del oscurantismo social que alimenta los dos delirios de una sociedad moribunda: La falsa creencia de que nada va a cambiar o la esperanza mendiga de que alguien vendrá a salvarnos. Ya el pueblo cubano sabe que el nombre de su salvación es Rebeldía.
Una explosión de proporciones catastróficas
La llama está encendida y régimen lo sabe. Su afán por sofocar el fuego libertario sólo está consiguiendo aumentar la presión de una explosión social de proporciones catastróficas. En el próximo enfrentamiento del régimen contra el pueblo habrán más que cristales rotos, porque el pueblo caminará sobre el cadáver de las cadenas y el abuso, pletórico de fuerza y de victorias.
Por Ernesto Aquino
Cubano no te calles, reclama tus derechos
Esto tiene que cambiar
La Nueva República edición 282-B
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