Durante meses he dado seguimiento a las estadísticas y el desarrollo del proceso azucarero en esta provincia por la importancia social que tiene en nuestro territorio. Aproximadamente un 43% de la fuerza laboral de los avileños está empleada en una u otra fase de la producción de azúcar, convirtiéndola en la segunda de mayores ingresos después del sector del turismo.
Lo que comenzó con un ambicioso programa de siembra que en partes se vio afectado por la mala preparación de las tierras o la intensa sequías, hoy comienza a mostrar “el rostro”, apartando el disfraz de una zafra eficiente como la que mostraba una prensa distorsionadora y anti- realista, financiada y manipulada como mecanismo protector del régimen.
Las afectaciones en las máquinas y en el personal operario cada día es más notorio. El descontento por los bajos salarios y su atraso así como por la pobre alimentación han provocado la paralización de varias horas en señal de protesta. Las renuncias de camioneros y operadores de cosechadoras son comunes, ellos además de ser los más sacrificados son los menos remunerados y a los que más se les exige.
Las reparaciones durante el tiempo de muerto como se le denomina a la época del año donde se reparan toda la técnica fue desfavorable porque no se contó con las piezas necesarias para cubrir la demanda. Los ingenios pudieron ser reparados solo se les dio mantenimiento para que operaran interrumpidos los 135 días previstos. Esta situación ha provocado roturas en todo el complejo industrial de hasta 48 horas, interrumpiendo todo una cadena de producción.
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