Como fusilarlo, dado su prestigio, hubiese sido demasiado escandaloso, lo condenaron a 20 años de prisión
LA HABANA, Cuba.- Huber Matos, como otros muchos cubanos, ha muerto sin ver el final de la larguísima noche sobre nuestra patria. Pero en su caso cumplió a cabalidad la obra de la vida que decía Martí.
Hasta el último minuto de su extensa vida, lo dedicó a la lucha contra la dictadura y por la libertad de su pueblo.
A Huber Matos, el comandante de la columna 9, cuyas acciones fueron decisivas para la victoria rebelde, quisieron eliminarlo de la Historia por oponerse a la instauración de un régimen totalitario. Por borrarlo, lo borraron hasta de las fotos de los primeros tiempos del régimen revolucionario, donde aparecía a la vera de Fidel Castro.
La carta de renuncia a su cargo, por estar en desacuerdo con el rumbo comunista que tomaba la revolución, quisieron presentarla como una conjura. Fue una farsa el juicio sumario que le siguieron. Lució muy burdo el máximo líder, cuando declaró en aquel proceso contra Matos y lo acusó de alta traición, sin que tuviera oportunidad de defenderse.
Como fusilarlo, dado su prestigio, hubiese sido demasiado escandaloso, aún en aquel año 1959 en que se fusilaba a diestra y siniestra, lo condenaron a 20 años de prisión. Resistió con firmeza y dignidad. Los maltratos y las huelgas de hambre no consiguieron hacer huella en él.
Tan pronto llegó al exilio, creó Cuba Independiente y Democrática.
Hace poco más de una década, su libro Como llegó la noche fue leído con la avidez que da lo prohibido por miles de cubanos, que pudieron entender quién fue realmente Huber Matos y por qué el régimen pretendió hacerlo desaparecer de sus anales.
Las veces que tuve el privilegio de hablar con él, fue receptivo y muy lúcido, a pesar de su avanzada edad. No dudé en llamarlo comandante; en su caso ese grado alcanzaba una connotación que trascendía por mucho lo meramente militar. Para los que aspiramos a una patria con libertad y democracia, Huber Matos siempre será el comandante de la libertad.
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