Me casé con Mario Guerra Balart, el mismo era combatiente del ejército rebelde de la Columna 9 de Hubert Matos. Mario me contaba que Hubert Matos era muy buena persona, era buen jefe, buen comandante, buen compañero, ayudaba a cualquiera sin mirar quien era. Yo recuerdo que me contaba del combate de San Vicente, El Puente de Boniato, mi esposo decía que él era muy valiente y un ejemplo para ellos.
La detención de Huber Matos en aquel momento que lo estaban juzgando como traidor, mi esposo la asimiló muy mal; porque como él conocía tanto a Hubert Matos, le indignó mucho esa falsa acusación. Afirmaba que eso era mentira. Él siempre luchó para los pobres y nunca abusó de nadie.
Nosotros vivíamos en el Cristo, en la Finca San Pedro, decidimos mudarnos para acá para le Caney estuve casada con mi esposo 40 años, falleció en el 2010 y automáticamente me quedé desamparada. Teníamos dos chequeras (pensiones), me quitaron una, me dejaron una y me quedé desamparada. Cuando hablaron que iban a aumentar el dinero, pusieron de los casos de 300 CUP que llegarían a 1528 CUP, pero cuando yo fui me dijeron que no me tocaba porque yo era viuda. Ahora solo cobro 1100 CUP. Con eso solo compro algo de comida y alguna medicina, porque no me alcanza para más.
La casa donde vivo es deprimente, el techo tiene de todo, lata, fibra de cartón, cinc, pedazos de todo lo que encontrábamos, poníamos el techo. La casa se está cayendo. Lo que tapa una pared es el techo que lo tenemos de pared para que nadie entre, porque la casa no sirve. El piso es de saco blanco, lo pusimos para no coger tanto polvo porque estoy enferma. Eso es lo único que tengo yo.
Me he quejado en todas las instancias gubernamentales, he explicado la situación que tengo y que soy viuda de un combatiente del ejército rebelde de la Columna 9 de Hubert Matos. A raíz de esa carta que le hice a Expósito, los trabajadores sociales me visitaron, me dieron un solar, pero el solar está ahí por gusto, porque no tengo recursos para hacer nada. Lo único que me han dado es una taza de baño y el techo.
Cada vez que pasa un ciclón esta casa se desbarata más y tengo que ir para casa de algún vecino.
Yo veo mi futuro muy mal. Lo único que aspiraba era tener un cuartico con presencia y no lo tengo, ni tengo esperanza. Esta revolución, según dicen ellos no dejan desamparado a nadie, pero yo sí estoy desamparada porque aquí no viene nadie. Estoy pagando las consecuencias de que mi esposo fue de la Columna de Hubert Matos. Estoy peor que cuando estaba mi esposo vivo, porque esto me va a caer encima. Aquí no viene nadie a visitarme.
Fuente Cubanet
Deja tu comentario