II parte: El asesinato de Alexander Litvinenko. ¿Por qué Putin lo quería muerto?

Por |2016-02-05T13:52:00-06:005 febrero, 2016|Varios|Sin comentarios
El primero de noviembre del 2006 en horas de la tarde dos ex compañeros del servicio de inteligencia ruso FSB que habían viajado a Inglaterra, invitaron a Alexander Litvinenko a reunirse.  En ese encuentro Litvinenko tomó una taza de té sin saber que había sido envenenada con un poderoso pero difícil de trazar material radioactivo conocido como Polonio 210. Litvinenko tardó en morir 22 días durante los cuales sus órganos vitales fueron destruyéndose. En Rusia había solamente un hombre con el poder y las razones para ordenar su muerte y dar la autorización para que se usara el Polonio 210: Vladimir Putin.  
Vladimir Putin en sus tiempos de agente de la KGB
Estas son las razones: en septiembre de 1999 explotaron bombas en tres ciudades rusas causando 307 muertos y 1700 heridos.  La masacre se llevó a cabo el día 4 en Buynaksk, el 9 en Moscú y el 16 en Volgodonsk. En una cuarta ciudad,  Ryazan, se encontraron explosivos similares que fueron desactivados y 36 horas después la policía arrestó por este fallido intento a tres agentes del servicio secreto ruso FSB, organización de la que Putin había sido jefe  y en la que como Primer Ministro tenía una gran influencia.  Los agentes fueron puestos en libertad con la excusa de que se encontraban en entrenamiento.  
Volgodonsk
Un día después de las explosiones en Volgodonsk, Vladimir Putin, entonces Primer Ministro de Rusia, ordenó el bombardeo de la ciudad de Grozny en la república separatista de Chechenia,  dando inicio a la segunda guerra contra Chechenia. En cuestión de meses esa guerra elevó la popularidad de Vladimir Putin, facilitó que el Partido Unidad controlara el poder en la Duma (parlamento) y que Putin alcanzara la presidencia de Rusia. 
Alexander Litvinenko
En 1999 Alexander Litvinenko era teniente coronel de la FSB, organismo de inteligencia sucesor de la KGB soviética. Trabajando como agente de la FSB Litvinenko estuvo implicado en la primera guerra de Rusia contra Chechenia en 1995.  Según la investigación de su muerte,  Litvinenko había quedado muy afectado por esa guerra y llegó a simpatizar con los chechenos.  Conocedor de las actividades de los espías de su país, Litvinenko decidió en noviembre de 1998 denunciar públicamente un complot para asesinar al magnate ruso Boris Berezovsky, crítico del presidente ruso Vladimir Putin y de la corrupción dentro del FSB. Esto motivó su expulsión de los servicios secretos y el comienzo de un proceso legal que le llevó a la cárcel a finales de los años noventa.
Boris Berezovsky 
A raíz de esta situación, además de temer por su vida, Litvinenko tomó la decisión de huir de Rusia con su mujer, Natalia y su hijo, para buscar asilo. Al llegar en noviembre de 2000 al aeropuerto londinense de Heathrow, donde estaba como pasajero en tránsito, Litvinenko solicita asilo político a las autoridades británicas.  Tres años después de entrar al Reino Unido, Litvinenko empezó a colaborar con los servicios secretos británicos MI6. Trabajó, para el el Sr. Boris Berezovsky y en Inglaterra trabajó como periodista, concedió entrevistas y escribió algunos libros, pero con el tiempo aumentó sus críticas contra el Kremlin, al que consideraba responsable de la muerte de la periodista Anna Politkovskaya.  
Litvinenko antes de morir
El libro Rusia dinamitada
Durante la investigación de la muerte de Litvinenko el servicio secreto británico MI6 llegó a la conclusión de que Litvinenko cruzó dos líneas rojas al acusar directa y mediáticamente al presidente Putin.  La primera tiene que ver con el libro que co-escribió «Rusia dinamitada», sobre el ataque terrorista que mató a cientos de personas en Moscú en septiembre de 1999 y por el que fueron culpados los chechenos.  El ex espía tenía otra explicación: los servicios secretos rusos pusieron la bomba para culpar a los chechenos e iniciar una nueva guerra.  
Historiador ruso americano Yuri Georgievich Felshtinsky
Felshtinsky, quien coescribió el libro, defiende sus conclusiones. «Este [ataque] ayudó a Putin (…) la reacción de la población fue: necesitamos un líder fuerte».  La segunda línea roja tiene que ver con un artículo que Litvinenko publicó en internet en julio de 2006 donde acusaba al presidente Putin de pedofilia. Su envenenamiento y muerte con Polonio 210 solo podía haber sido ordenada por el propio Vladimir Putin. En la próxima edición: El camino del Polonio 210.


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