A 170 años de su nacimiento, sus ideas persisten en el tiempo y se agiganta la figura del poeta, ensayista y líder político, héroe nacional de la independencia y guía del pensamiento latinoamericano
Se cumple un aniversario más del natalicio de José Martí, el “Héroe nacional de Cuba”. Político, filósofo y pensador, poeta, periodista, y con apenas 42 años de vida, cualquier intento de esbozo de su vida resultará incompleto para una de las figuras más importantes del siglo XIX latinoamericano y mundial. Conocido también como “El Maestro” o “el Apóstol de la independencia de Cuba”, José Julián Martí Pérez nació en lo que hoy es la ciudad de La Habana, puntualmente en la calle Paula, en el seno de la familia española de bajos ingresos. Su padre, valenciano, su madre, de Islas Canarias, muy pronto supieron de las ideas humanistas y anticoloniales que primarían en el espíritu de su hijo quien, con apenas 9 años, conoció los horrores de la esclavitud, la opresión y el racismo al visitar una plantación de caña de azúcar, en la actual provincia de Matanzas.
Y es que el momento histórico en el que Martí transitó su adolescencia y juventud estuvo marcado por el fluir de variadas corrientes de pensamiento que comenzaban a cuestionar el deteriorado poder colonial español sobre Cuba. Sin embargo, según afirman los estudiosos de la vida del político y poeta cubano, la entrada al Colegio Superior San Pablo para Varones, en 1865, constituyó un parteaguas en su vida, pues fue allí donde se nutrió de la mejor literatura regional y europea y, sobre todo, estableció un vínculo muy fuerte con su maestro, el literato, poeta y eminente educador de vasta cultura, Rafael María de Mendive.
Hombre comprometido de palabra y de hecho con la causa por la independencia de Cuba en la segunda mitad del siglo XIX, Mendive influyó sobremanera en la formación política y humana de José Martí. Tal es así que, en 1871, cuando Martí fue desterrado a España, una de las pocas misivas que se conocen estuvo dirigida a su maestro, y en ella manifestó todo su agradecimiento cuando expresó: “(…) Y si he tenido fuerzas para tanto y si me siento con fuerzas para ser verdaderamente hombre, sólo a Vd. lo debo y de Vd. y sólo de Vd. en cuanto bueno y cariñoso tengo”.
Con apenas 18 años, su llegada a España fue, también, uno de los momentos de mayores aportes para su carrera como escritor y político. En tierras españolas se conectó con los espacios de mayor debate, especialmente aquellos que buscaban instaurar la Primera República Española, además que licenciarse en Derecho y Filosofía, título que nunca pudo adquirir por no tener cómo pagar. Más tarde, de vuelta a América, residió en México donde contrajo matrimonio con la cubana Carmen Zayas Bazán, y fruto de esa unión nació su único hijo, al que le dedicó uno de los libros de poemas más conocidos del autor, Ismaellillo (1882). Allí se reconocen la emoción y el profundo sentimiento de amor de Martí para su hijo desde el prólogo mismo, al expresar: “Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así. Tal como aquí te pinto, tal te han visto mis ojos. Con esos arreos de gala te me has aparecido. Cuando he cesado de verte en una forma, he cesado de pintarte. Esos riachuelos han pasado por mi corazón”.
Y es que José Martí pasó gran parte de su vida en el exilio. Fueron sus ideas revolucionarias y anticoloniales las que lo obligaron a cumplir dos destierros y, sobre todo, una larga estadía en Estados Unidos, país que escogió para preparar la “Guerra de 1895″. Fue allí donde se desplegó, en su totalidad, sus actitudes como orador y organizador de la causa de la independencia de Cuba, además de escritor con una visión latinoamericanista amplia, pionera, lo que se ha podido recopilar en sus cartas y discursos. Una de las particularidades de su quehacer político fue la fundación del Partido Revolucionario Cubano (1892), una organización mediante la cual logró reorganizar militarmente el último ejército que enfrentó y rompió las cadenas coloniales de su patria.
Por último, es importante destacar su carrera periodística. Además de ser el fundador del periódico Patria, órgano oficial del Partico Revolucionario Cubano, desde los Estados Unidos envió artículos y crónicas a diversos medios impresos de otros países, como La Opinión Nacional, de Caracas, Venezuela; fue corresponsal de La Nación, de Buenos Aires, Argentina, y El Partido Liberal, de México. En la mayoría de ellos, además de realizar un análisis minucioso de los problemas acuciantes de la América y sus pueblos de la época, Martí supo mantener, por sobre todas las cosas, su máximo compromiso con el ser humano, la independencia de Cuba, y también la independencia del continente americano.
Fue en Nuestra América (1891), donde mejor lo expresó cuando escribió: “La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas”. Precisamente, es este aspecto uno de los aportes más reconocidos de toda la obra del pensador cubano en la actualidad, lo que lo sigue convirtiendo, a 170 años de su natalicio, en el más universal de todos los cubanos.
Por 28 de Enero de 2023. Alberto Consuegra Sanfiel. Doctor en Historia (Universidades de La Habana y Buenos Aires) Fuente INFOBAE
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