Yo, María del Carmen Guisado, en horas temprana del pasado viernes 28 de mayo del presente año acompañe a mí hija y a mí nieto dé tres años al Hospital Infantil Hermanos Cordobés de Manzanillo con una erupción en la piel. Al llegar al cuerpo de guardia del hospital me dice el enfermero que está en la entrada qué tengo que esperar a que el médico termine de pasar una visita en la sala. Esperé unos minutos y le pregunté sí él era el único médico que estaba al frente del hospital y deja los casos que llegan al cuerpo de guardia en espera, no me contestó, el enfermero me dio la espalda y se fue como si no le estuviera hablando. Me alteré un poco y el escándalo fue a parar hasta la dirección del hospital.
Resulta que cuando van en busca del médico este sé encontraba sentado con el celular jugando, ¡ese era el paciente qué estaba atendiendo en la sala!
Me ingresan al niño pero no hay medicamentos y mi nieto producto de la estancia qué hizo en el hospital sin ninguna cura la erupción sé le complicó a tal extremo que le aparecieron unas llagas en la piel. No hay medicamentos y tienen todas las enfermedades juntas en una sala. Para colmo los del Covid están en el pasillo de enfrente qué lo único que los divide es unas tiras puestas a lo largo del pasillo.
El lunes decidí llevármelo bajo mí responsabilidad, me quisieron intimidar de que el niño sé me podía complicar y les respondí qué cuál era la complicación sí él había entrado con una alergia y ya tenía llagas en la piel, que me lo iba a llevar y que el medicamento yo sé lo compraba en la calle ya que en el hospital no lo hay para dárselo a los niños hospitalizado pero sí aparecen para los hijos de los jefes y también para venderlo a sobré precio en la calle.
Por María del Carmen Guisado Cisneros delegada del CID en Manzanillo.
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