Este artículo de Agustín López Canino, publicado por el semanario La Nueva República, describe como el régimen se aprovecha de las desgracias que sufre el pueblo cubano para presentarse como la dictadura benefactora que tiene toda la situación bajo control y como en realidad todo es una farsa que el autor acuña como el olvido revolucionario. En este caso la tormenta tropical Alberto.
Mayo 30 de 2018. Son las cuatro de la madrugada, ha llovido durante toda la noche, el cielo, llorando por el beso imposible a la tierra no se calma, las lágrimas han obstruido vías, inundado sembradíos y pueblos, han derrumbado puentes y viviendas, dejando sin electricidad y agua potable miles de hogares. El gobierno pasa al frente a ejercer su protagonismo, es el benefactor demostrando su benevolencia para con los afectados. El bondadoso y preocupado padre por sus hijos.
La prensa sumisa se encarga de hacerlo único en el altruismo nacional e internacional. Los titulares aparecen: el gobierno aquí y allá, los miembros del partido aquí y allá, todo está bien controlado aquí y allá, tenemos los recursos suficientes a pesar del bloqueo que no pueden dejar de mencionar – así declaran para el pueblo- . Pero nada está bien, nada está controlado. Pasará la tormenta, el gobierno recibirá ayuda internacional, entregaran una parte a los damnificados y otra pasará a sus reservas o cumplirá la gran misión de cubrir las ineficiencias, los desfalcos, la corrupción del sistema y acomodar a sus militares. Miles de casas, bungalós, bajareques amontonados en tugurios, pasarán años para su reconstrucción y otras se acumularán en el olvido revolucionario como sucede siempre.
El gobierno se ocupará de otras tareas y eventos políticos de suma importancia para mantener el poder dictatorial e impedir que en Cuba se instaure una república, se preocupará del turismo, la represión y la persecución a los pensadores diferentes y defensores de los Derechos Humanos. Preparará grandiosas mentiras para tratar de engatusar a las Naciones Unidas y a la comunidad internacional sobre el cumplimiento de los derechos humanos. Seguirá tratando de exportar el castro comunismo a través de las misiones activando movimientos violentos con un discurso de paz, esto, hasta que llegue otra tormenta a la Isla y se repita la historia.
A veces pienso que es un propósito gubernamental oculto el hacer permanecer en la incertidumbre, la miseria, las necesidades, la dependencia del pueblo hacia el Estado, para cuando ocurran las catástrofes destacar su protagonismo de protector absoluto de los desamparados y de los necesitados, que en última instancia no es más que su obligación por haber desposeído al pueblo de todo tipo de posibilidades y ser dueño absoluto de los recursos.
Son la 11 am, el sol se ha dejado ver, el llanto del cielo por besar a la tierra se ha contenido, ya he tenido que interrumpir este relato, es decir este atentado contrarrevolucionario, varias veces, para ir a sacar el ganado del solar. El olor y color de los mangos que caen maduros los atraen incontrolablemente, eso los hace ir tanteando la cerca y por donde la encuentran débil la terminan de romper y penetran. Después de haberle caído detrás a los animales tirándoles piedras, me digo cuando me calmo y tomo el lado positivo del diario vivir que mi enemigo real no son las reses, no como carne ni tomo leche. Tampoco lo son sus dueños que son mis vecinos. Mi enemigo está en el poder, la dictadura y sus lacayos que oprimen a mi pueblo, le violan sus derechos y entorpecen el progreso de la nación.
Por Agustín López Canino
Artículo de La Nueva República 227-A
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