Como una morbosa recreación kafkiana, las autoridades cubanas persisten en mantener el estado vegetativo de su modelo socialista rebotando, una y otra vez, contra una retrospectiva animada por la compulsión obsesa. Los programas emergentes del estado cubano para paliar la miseria económica repiten, insistentemente, modelos fracasados y estrategias inoperantes, cuyo único valor radica en la efectividad de los recursos policiales desplegados para contener el malestar popular. El castrismo insiste en mantener a Cuba como la Isla de la noche interminable
Ya está en proceso la nueva cruzada contra el cuentapropismo, con todo el aparatoso capital represivo, dispuesto para destruir los sacrificios productivos de la iniciativa privada de los pequeños emprendedores. El mes de enero dará inicio a una cacería de brujas para reducir, a su mínima expresión, los beneficios sociales y económicos que ha generado el trabajo privado, sin que para ello el régimen cubano esté considerado seriamente las consecuencias impredecibles de esa absurda política.
Los efectos nefastos que las “nuevas” medidas provocarán en la obstinada población cubana entran en la categoría de los pronósticos reservados. Poco puede decirse con certeza.
Más de 50 países están ofreciendo al cubano la posibilidad de viajar sin necesidad de visado. Las puertas para escapar del apocalipsis socialista proponen alternativas que, para la mayoría, resultan menos peligrosas que luchar por cambios radicales dentro de la isla.
Por lo pronto, el mercado negro –con sus inagotables recursos manufacturados para encontrar soluciones- ha puesto en estado de alerta a los soldados de la ilegalidad y la corrupción. Está por comenzar una nueva y más descarnada guerra por la sobrevivencia. Esperemos que, al final, los gladiadores terminen en el lugar de los espectadores.
Por Ernesto Aquino.
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