Los mandamases cubanos quieren crear un ambiente mejor y más distendido para evitar que acabe de hundirse el lastimoso cascajo que queda de lo que todavía llaman Revolución.
LA HABANA, Cuba. – En la IV Conferencia La Nación y la Emigración, efectuada en La Habana los días 18 y 19 de noviembre, hubo derroche de hipocresía y desvergüenza de ambas partes, que en realidad eran una sola: la dictadura, que fue la que monologó, trazó las pautas y el derrotero de la reunión, e indicó cuándo había que aplaudir.
Pero cuando parecía que ya no faltaba nada más para sentir el máximo bochorno ajeno, el gobernante Miguel Díaz-Canel, tras su discurso de clausura, fue ovacionado por una masa sumisa que, cual cederistas o miembros de una brigada de respuesta rápida, coreaba: “Pa’lo que sea, Canel, pa’lo que sea”… ¡Qué asco!
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