La reforma

Luis Tornés Aguililla. Bordeaux, 7 de septiembre de 2018.

Todos sabemos que la supuesta reforma de la constitución vigente en Cuba será aprobada por un abrumador « Sí » aunque el 70 % de de los votantes diga masivamente « No » y aunque ese día el sol salga por Pinar del Río, así ocurrirá porque un régimen cuya base de autoridad no son los principios de una República de hombres y mujeres libres sino la fuerza bruta y liberticida, no puede permitirse el lujo de perder.

Decirle descaradamente al pueblo que en el hemisferio occidental y en pleno siglo XXI sólo puede haber un partido representado la voluntad política de la gente que vive en la isla de Cuba es sencillamente una afrenta a la razón, una afrenta que el pueblo tiene que sufrir por mil temores y porque nadie quiere perder su puesto de trabajo ni pasar parte de su vida en prisión. Los que se han atrevido a plantar cara y a luchar saben del precio que hay que pagar.

Puesto que los cubanos de a pie nunca sabrán si realmente ganó el « No », es de suma importancia mandar un mensaje claro y simple a los que organizan la farsa del referéndum porque dicho mensaje tendría su propio peso y su propia dinámica para los que, dentro del mismo régimen, sopesan (sin temeridad o con ella)  la necesidad de un verdadero cambio en el país.

Los del régimen, los que manipulan las cifras, los inversores extranjeros que hacen dinero con la mano de obra esclava, el cuerpo diplomático y, en general, toda esa gente que aguanta las velas del magistral entierro, recibirían con el « No » un previo aviso antes del « cierre por inventario » que les prepara el pueblo cubano .