Lo que reparten, ni los animales de cuatro patas lo pueden digerir

Por |2016-04-19T21:21:00-06:0019 abril, 2016|Varios|Sin comentarios
Documento entregado al Organo de Justicia Laboral

A: Órgano de Justicia Laboral, Educación Provincial, Sancti Spíritus
De: Eduardo Bernal Pérez
Asunto: Reclamación a medida tomada por la dirección del Centro Educacional Julio Antonio Mella, Poblado Rural Alfonso, Municipio Fomento
Argumento de la reclamación:
Me encontraba dando clases de informática, en el centro anteriormente mencionado, de repente se acerca una señora de unos 40 años y me pregunta, ¿por qué tan reducido espacio para tantos alumnos? y por qué no existía climatización en el área de las computadoras. 
Rápidamente le respondo que a pesar de no conocerla le respondería, porque nunca he temido por decir la verdad. Le dije que lo que ella presenciaba era culpa de la dirección del centro por la incapacidad en la gestión de las condiciones mínimas; a continuación, se presenta como miembro de una comisión de inspección que decidió realizar visitas sorpresivas en los centros escolares. 
Este comentario provocó exclamaciones de mis alumnos, los que alegaban de manera general que no entendían por qué después de tanto tiempo, ahora es que se dan cuenta que todos en este centro mienten. 
El escándalo fue tal que se salió de mis manos, le hicieron cuestionamientos sobre por qué no se interesan por las condiciones en las que estudian los alumnos de Sancti Spíritus. Además, preguntaron casi o coro que necesitaban saber cuándo se mejoraría la merienda escolar, pues lo que reparten, ni los animales de cuatro patas lo pueden digerir.
El bullicio era tal que el director de dicha escuela, Ovidio Balmaceda se introduce en mi aula y pregunta qué sucede, a lo que la visitante respondió: pregúntele usted mismo a sus alumnos. Este sin palabras en su boca solo opta por llamarme a solas y me amenaza diciendo que de la evaluación que le otorgara la visita dependía mi estancia en el centro. Yo le pregunté que si la escuela era de su propiedad y él me contestó que mi actitud estaba influenciada por un fenómeno ideológico, claro, teniendo en cuenta que mis padres viven en España. 
Le respondí que mis ideas son mías, y que no se me introdujo el chip de revolucionario, pienso muy diferente, porque para mí la idea de mejorar no puede estar enfocada a que todos los cubanos tienen que ser iguales de pobres, por el contrario, deben dejar que cada cual, no importa la ideología, se luche su camino, garantizándole las libertades de derecho que poseen los ciudadanos en otros gobiernos. 
Esto fue lo que provocó mi expulsión; para colmo no entendía por qué decir lo que quiero y pienso se convierte en esta sociedad en una suerte de bumerán. Mis alumnos me decían, cala profe y eso fue lo que más valor me dió,  porque sentía que en esa aula todos entendían que la verdad en este país no se puede decir en todo  su extensión, porque te cuesta, y la verdad mis alumnos no pasan de los 16 años, pero no quiero que vivan con miedo, por eso asumí la postura de reclamar mi derecho a dar clases, pues tengo mi título y no se recoge en este que debo ser de izquierda o de derecha, solo soy un profesional con capacidad paro impartir clases y voy a luchar lo que me corresponde. 
Por Yorsi Kelin Sánchez P., Defensora del Pueblo y delegada del CID en Sancti Spíritus
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