Martí: mito y realidad

Por |2014-05-31T13:39:00-06:0031 mayo, 2014|Varios|Sin comentarios

Desde que a Fidel Castro se le ocurrió
decir, durante el juicio en su contra luego del ataque al Moncada, que José
Martí había sido el autor intelectual de aquel hecho que terminó en masacre, la
figura del Héroe Nacional de Cuba comenzó a sufrir peor que nunca una
distorsión que responde a intereses ideológicos. O más que ideológicos, se
trata de los deseos de grandeza de un individuo que no se pareció en nada a
Martí, de un pequeño hombre que se vio superado infinitamente por el insigne
patriota de fines del siglo XIX.

Pero se impuso el slogan, el dogma, la
mezcla grosera: “Por la ruta de Martí, con la guía de Fidel”. ¿Quién le dio
autoridad al líder de la revolución de 1959 de apropiarse de esa aura
libertaria, proveniente de Martí? Esa constituyó la primera falta de respeto al
imaginario fundacional de la nación cubana.
Porque –y esto debe quedar más claro que el
agua– el solo hecho de querer comparar a Fidel Castro con José Martí es lo que
un religioso llamaría blasfemia. No se puede poner a uno al lado del otro, aun
cuando el discurso oficial lo haga para reconocer que no se puede llegar al
escalón del fundador del periódico Patria: siempre se queda por debajo.
Posiblemente sea la envidia del ex dictador
cubano lo que le llevó a querer compararse con Martí. Jamás hubiera podido
lograr lo que el ilustre Pepe, porque el independentista cubano era, para
empezar, un hombre bueno.
José Martí pensó en una República “con
todos y para el bien de todos”, y en la actualidad no hay una República de Cuba
más distinta de esa realidad. La nación se encuentra dividida por la
intolerancia, subdesarrollada y miserable, gobernada por un pequeño grupo de
ungidos que, en nombre de la libertad, volvieron al país una prisión y aplastan
en lo posible cualquier manifestación de disidencia.
¡Vincular a Martí con el comunismo! Este es
otra de las reinterpretaciones aberrantes de la historia cubana: el patriota
definió en su día al modelo social marxista como “la esclavitud moderna”.
Ya son varias las generaciones de cubanos
que han crecido influidos por ese adoctrinamiento en una relación falsa: Martí
como precursor de la revolución de 1959. Se han fabricado miles de bustos con
la imagen del Héroe Nacional, que yacen abandonados en rincones de toda la
geografía de la Isla porque, desgraciadamente, el dogma ha calado en ese pueblo
que Martí amó. La gente, a fuerza de oírlo en el discurso oficial como parte
del bombardeo ideológico constante, al final asocia a José Martí con la mentira
de la llamada Revolución. Y con el cansancio que ha generado 55 años de
sumisión, viene el rechazo a la figura más ilustre de la historia nacional.
Sin embargo, el alcance real de Martí es
tal que todavía hay muchos cubanos que reconocen la diferencia que existe entre
ese prócer de nuestra historia y la dictadura establecida en Cuba hace más de
medio siglo. Algún día, justicia mediante, se le devolverá a José Martí su
lugar preciso como parte de la identidad nacional.
Artículo relacionado:
•  “El
alma moral de la Revolución” Diario Juventud Rebelde, 18 de agosto de 2014.
Pág.2

Por Víctor Ariel González
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  1. Anónimo 15 agosto, 2014 en 10:44 pm - Responder

    SE TE OLVIDO DECIR QUE ELLOS DECIAN QUE EL PRIMER COMUNISTA HABIA SIDO JESUSCRISTO

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