El pasado día jueves 10 de junio sorpresivamente el gobierno castrista dio a conocer en el espacio televisivo Mesa Redonda que oficialmente del Banco Central de Cuba (BCC) suspendía indefinidamente los depósitos de dólares estadounidenses (USD) en efectivo en las unidades bancarias cubanas.
El motivo alegado era que las arcas estatales se encontraban repletas de dólares que no podían utilizar. La población quedó sorprendida porque el régimen llevaba más de un año afirmando que el gobierno tenía una profunda falta de liquidez monetaria.
La acción era difícil de asimilar porque hace menos de un año, en julio de 2020, el régimen anunció la apertura de tiendas (MCL) en toda la Isla donde los cubanos solamente podían comprar con dólares y otras monedas extranjeras. En estas MCL se compra pollo con etiquetas estadounidenses y todo tipo de artículo que el régimen adquiere en el mercado internacional, incluyendo en Estados Unidos.
Para tratar de justificar su contradicción la dictadura alega que: “Ante los obstáculos que impone el bloqueo económico de Estados Unidos para que el sistema bancario nacional pueda depositar en el exterior el efectivo en dólares estadounidenses que se recauda en el país, se ha adoptado la decisión de detener temporalmente la aceptación de los billetes de esa moneda en el sistema bancario y financiero cubano.
Alegan que la duración de esta medida dependerá de la eliminación de las restricciones que impiden el normal funcionamiento de los procedimientos de exportación de la moneda estadounidense. Otra manera de culpar al “bloqueo” por los males que tienen origen en el desorden económico, la corrupción y la incompetencia del régimen.
Según Emilio Morales, presidente del “Havana Consulting Group” en los Estados Unidos, la población cubana no debería apresurarse a depositar todos sus dólares en el banco “pues nunca más los van a volver a ver”. El dólar nunca perderá su valor y tenerlo en sus manos es una garantía de seguridad y protección finan-ciera. La nueva medida “tiene un trasfondo político”, pues funciona como tapadera para distraer la atención popular del “bombazo” que le dio el Parlamento Europeo al régimen.
Ese mismo día 10 de junio el Parlamento Europeo había aprobado una contundente resolución denunciando la violación de los derechos humanos en Cuba y sorpresivamente horas después se anunció en la televisión castrista un cambio de tema a tratar en el programa Mesa Redonda de esa noche.
También en esos momentos el grupo de países a los que la dictadura les debe dinero y le ha fallado en sus pagos, “El Club de París” estaba decidiendo qué paso dar ante la situación. Es otra contradicción que si las arcas del régimen están repletas de dólares no se hayan hecho pagos a esta deuda.
No hay forma que los Estados Unidos pueda impedir que los 14 países deudores reciban la entrega de los pagos acordados, entre ellos a Francia, España y Japón.
La resolución de condena por el atropello a los derechos humanos del Parlamento Europeo es el fracaso diplomático más grande en la historia de la dictadura.
La inflación, la escasez de comida, medicinas etc. tienen al pueblo desesperado. El régimen sabe que el descontento va permeando las filas de sus incondicionales de bajo y medio nivel que representan una minoría de la población.
Recoger los dólares que tiene el pueblo puede ser un ardid para desviar la atención, una necesidad de frenar la devaluación del peso, un robo más o una patada de ciego que puede tener consecuencias inesperadas. El régimen parece haber entrado en un lunático espiral de contradicciones.
Por Jesús Silva Gala, dirigente del CID en Pinar del Río
Deja tu comentario