No importa cómo se vota ni quién vota…lo importante es quién cuenta los votos

Por |2019-11-12T11:18:21-06:0012 noviembre, 2019|Historia, Internacional, La Nueva República|Sin comentarios

Bolivia

Chavez, Castro, Morales y Correa

“No importa cómo se vota ni quién vota, ni dónde ni por quién. Lo importante es quién cuenta los votos” es una frase atribuida a José Stalin y constituye una de las principales estrategias políticas marxistas. Fidel Castro aplicó esta regla de manera continuada a lo largo de su revolución, lo que quedó evidenciado en la “elección” de Miguel Díaz-Canel con 99,83% de los votos en las elecciones del 18 de abril de 2018.

 

En este esquema de dominación no puede faltar la propuesta de Vladimir Ilich Lenin que proclama el control total de todos los poderes, más allá de la voluntad popular, porque así lo imponen los intereses superiores de la revolución (La revolución proletaria y el renegado Kautsky). En este sentido, el revolucionario ruso pone énfasis en la necesaria represión: “Solo una implacable represión militar de esa insurrección de esclavistas [los burgueses y terratenientes] puede garantizar de verdad el triunfo de la revolución proletaria y campesina”. Esta es, para el legendario padre de la revolución bolchevique, un instrumento fundamental y justificado en la lucha, cuando se trata de que una minoría someta a una mayoría. Entonces, control electoral y represión son dos caras de la misma moneda en la propuesta leninista.

 

Las consecuencias de ese modelo de dominación son archiconocidas. Allí donde llegan los marxistas es para quedarse “como sea”, para reprimir, violar los derechos humanos, generar miseria, empobrecer a la población y potenciar la corrupción. El pretendido dominio soviético sobre Europa y sus “éxitos” se desplomaron con la caída del muro de Berlín. La cronología del auge y la caída de la Unión Soviética evidenció el fracaso del modelo marxista-leninista. Sobre el tema es recomendable leer dos libros fundamentales: La tumba de Lenin de David Remnick y The Rise and Fall of Communism, de Archie Brown. Estos autores demuestran inequívocamente que el marxismo-leninismo no es viable y solo se sostiene por el uso desbordado de la violencia y la mentira.

 

Pese a las duras lecciones aprendidas, la dinastía castrista se empeña en imponer su sistema a sus países satélites para reproducir su modelo de miseria, represión, violación de derechos humanos y retroceso económico. Entre sus títeres cuentan con Evo Morales, quien en su intento de mantenerse en el poder “como sea” ideó una engañifa electoral que no fue aceptada por los bolivianos. Ante la presión popular y su corajuda protesta contra el fraude, se solicitó una auditoría por parte de la Organización de Estados Americanos que arrojó unos resultados espeluznantes.

 

Por Ramón Escovar León

 

Reproducido por La Nueva República, de El Nacional

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