La tardía decisión del régimen de impedir la entrada de turistas a Cuba, nada más que por 30 días, encierra la intención de abrirles las puertas en cualquier momento después de esa fecha aunque la crisis no haya pasado en el mundo. Los cubanos no queremos más turistas en nuestro país hasta que quienes viajen a Cuba, demuestren que han sido vacunados contra el Covid-19 con una vacuna internacionalmente aceptada. No nos importa el tiempo que esto demore sino la tranquilidad de las familias y la vida de los cubanos.
En los momentos en que el régimen tomó la decisión de no permitir el ingreso por 30 días, ya teníamos en nuestro país 60.000 turistas y una gran parte no se han podido ir. La mayoría llegó a Cuba después que la pandemia ya se había desatado en el mundo. Con ellos llegó el coronavirus. Con una visión miope, mercantilista e inhumana el gobierno lejos de frenar su ingreso alentó el turismo públicamente. Ahora ante el temor, los hechos y el descrédito, lo frena por unos días. Estamos seguros que insistirán en el negocio para favorecer los intereses del sector hotelero extranjero que domina el turismo en Cuba y para reabastecer de recursos las arcas de la dictadura.
El dinero del turismo no llega al pueblo de Cuba, llega a una minoría privilegiada.
Antes que la pandemia hiciera estragos en el mundo, en Cuba no había comida suficiente para el pueblo y los cubanos teníamos que hacer largas colas todos los días para buscar lo que apareciera y llevarlo a nuestras casas. No había artículos de limpieza, entre ellos jabón y en muchas partes del país falta el agua. Hoy, ante esta emergencia, la mayoría de las familias cubanas no pueden practicar el aislamiento social porque cada día tienen que salir a la calle a hacer largas colas donde tampoco pueden mantener la distancia prudencial para evitar el contagio.
Para colmo, en un afán irresponsable y exhibicionista el gobierno se negó a cerrar las escuelas hasta que por la presión del pueblo tuvo que hacerlo.
Antes de que esta pandemia apareciera en la Isla, el sistema de salud del gobierno no había podido erradicar otras calamidades entre ellas el dengue y el zika, por la falta de limpieza en las ciudades, en los hospitales y por la falta de medicinas. Siempre han manipulado las estadísticas para hacerle creer al mundo la mentira de un sistema de salud modelo. Ahora con el mismo propósito mienten sobre el número de casos infectados. No tienen la capacidad para hacer las pruebas a quien sea sospechoso y no tienen ni las camas ni los ventiladores para atender a los enfermos. En Cuba hay miles de contagiados.
Instamos a los cubanos a unirse a esta decisión, a defender las vidas de nuestros hijos y evitar con valor una desgracia que nunca podremos justificar por temer a un gobierno que no tiene piedad de nosotros.
Por la Defensoría del Pueblo Clara Leidis Herrera la Rosa, José Cañete Sosa, Luis Cabrera Mari, Braulio Hastié Castañee y Esber Rafael Ramírez Argota, delegado del CID Antilla.
Artículo de La Nueva República 260-B
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