Nieto de siete años duerme en un armario viejo
por temor a las ratas
Ciego de Ávila 19 de Junio del 2017
A: Asamblea del Poder Popular Municipal.
Dirección: Carretera a Bolivia, municipio 1 de Enero, Ciego de Ávila.
De: Aleida Arroche Morejón.
Dirección: Callejón la bodeguita sin número, Violeta, Ciego de Ávila.
Asunto: No tenemos ni cama, dormimos en el suelo
Yo: Aleida Arroche Morejón en plenas facultades de mis derechos como ciudadana cubana en representación de mis tres nietos menores de edad le expongo lo siguiente: Durante el mandato del antiguo presidente éramos uno de los casos sociales priorizado de este municipio, tengo una hija impedida física para trabajar con tres hijos menores y jamás hemos recibido ayuda por parte del Estado, sin embargo es responsabilidad de ustedes.
En el 2015 tras un incendio provocado por la negligencia de una empresa forestal estatal mi casa fue consumida por el fuego dónde el padre de mis nietos tratando de salvar algunos bienes perdió la vida. Desde ese lamentable suceso nos encontrábamos vagando en casa de parientes o amigos que nos ayudaron para poder sobrevivir. Hace tres meses ocupamos un local estatal de madera en el fondo de una bodega en el que vivimos bajo condiciones muy infrahumanas, no tenemos ni cama dormimos en el suelo y a mi nieto menor de siete años lo acostamos en un armario viejo sobre ropas rotas por miedo a que las ratas le crucen por encima. Para hacer nuestras necesidades tenemos que ir al monte.
Gracias a la solidaridad de los vecinos y de la Defensoría del Pueblo quienes nos han apoyado incondicionalmente hoy mis niños cuentan con una colchoneta con sábanas y algunos alimentos. Trabajé por muchos años en el carbón para gozar de una vejez feliz y lo perdí todo, por eso le exijo una respuesta inmediata a su gobierno para que obliguen a la empresa responsable a indemnizar a mi familia por los daños causados.
En espera de respuesta: Aleida Arroche Morejón.
Por el Coordinador de la Defensoría del Pueblo en Ciego de Ávila Yasmani Diaz Romay y los defensores Nolberto Prado y Daniel Martínez.
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