Por Ernesto Aquino.
Junto a la calidez de los regazos tiernos, como águila, tempestad y fuego santo, hace guardia de honor el Amor de los Padres. Y no se ha de ver la virtud de la obra acabada si no se funde, con la delicada majestad del Ángel Materno, la autoridad piadosa y fecunda del hombre.
Junio pondrá en el cielo sus palomas este domingo de gracia, para honrar a los Padres en su día. Y la fiebre del júbilo, sacudirá también los muros de concreto donde los hombres de vergüenza se pierden el abrazo de sus hijos, y llegará hasta las celdas solitarias y los sobrecargados pabellones donde llora la hombría su dolor humano:
Es el día que la lágrima sonríe y el corazón vuelve a encontrar la vida. Ni siquiera los que han errado en la cobardía y el delito deben ser abandonados por la piedad del homenaje: El Amor no se arrepiente de sí mismo, y su Luz no se reserva para privilegiados y elegidos: ¡Él,es el privilegio al alcance de todos!
Para todos los Padres cubanos, y del mundo: Los que padecen el pesar de la salud quebrada o las prisiones de la maldad humana; para los que partieron entre el abrazo de la esposa desecha y el último beso de los hijos amados.
Y para aquellos que engendran con el alma y se consagran sin condición al sacrificio, como apóstoles que cumplen y agradecen, ¡Para todos!, llegue el respeto profundo y la veneración que merecen los autores de la vida.
Deja tu comentario