¡PERDONAR ES MAS DIFICIL QUE ASESINAR! (Editorial de La Nueva República)

Por |2016-10-04T13:26:00-06:004 octubre, 2016|Varios|2 Comentarios

La respuesta del pueblo colombiano al referendo sobre la paz firmada en La Habana con el beneplácito de los Castro ha sido un contundente: ¡NO!

¿Cuál puede ser la explicación de esta derrota del Presidente Santos, de las FARC y…de Raúl Castro que desplego un increíble esfuerzo propagandístico vociferando a los cuatro vientos que su gobierno había obtenido lo que nadie en más de 50 años de guerra civil?
Sin lugar a dudas que el pueblo colombiano quiere y busca la paz, pero no al precio que Timochenko y Raúl, a fuerza de banquetes, cohíbas y fotografías habían obtenido de Santos, más deseoso de pasar a la historia que de obtener una paz con justicia.
Darle el beso del perdón a una banda de criminales y terroristas que cometieron durante años las peores atrocidades sobre campesinos indefensos el colombiano medio no lo quiere. Verle la cara eufórica en pasquines electorales a quienes pusieron bombas y ametrallaron mujeres y niños seria como ver a Hitler de nuevo candidato a la Cancillería alemana. O darle la oportunidad de obtener con votos el poder que no pudieron obtener con fuego y balas.
Y yo me pregunto: ¿podría Raúl prestarse a buscar la reconciliación entre el fascismo de los nostálgicos de Pinochet y la democracia de Michelle  Bachelet? ¿Por qué esa histeria colectiva en Argentina contra los militares para resucitar odios pasados mientras en La Habana se trata de callar odios presentes y donde los fusiles aún están calientes?
Aquí resalta esa terrible y cruel paradoja de la historia: ver como una de las dictaduras más crueles que haya conocido el mundo desde hace casi 60 años, que nació sobre miles de cadáveres fusilados, se haya convertido en templo de la fraternidad, el perdón y la paz. El pueblo colombiano ha comprendido perfectamente la trampa que le habían tendido porque quienes dieron armas y bombas a las FARC no pueden ser anfitriones de un tratado de paz honesto y justo. 
El pueblo colombiano sabe que el castrismo, un gobierno cómplice de los crímenes de las FARC, que ni siquiera supo perdonar a sus enemigos al triunfo de la Revolución ni ha sabido dialogar con sus propios disidentes no puede ser un interlocutor honesto de la paz.
¿Raúl Castro disfrazado en paloma de la paz cuando ayer sus cómplices de Venezuela proveían con armas y cobijaban a esos mismos terroristas en la frontera con Colombia?
La farsa ha terminado y las caretas de lágrimas no podrán esconder la sangre que derramaron en suelo colombiano.
Sí, Señor Presidente Santos, su pueblo quiere la paz pero no la de Raúl Castro y los hijos bastardos de la Revolución de Fidel y el Che que fueron Timochenko, Cesar Reyes y Marulanda, cuyo seudónimo era ya el título de un poema para la paz: ¡“Tirofijo”!
¡Perdón sí, pero también justicia!
Por Francisco Condis y Troyano
Profesor Emérito de Economía (Universidad Católica de Lovaina Bélgica).
Ex Consejero del Ministerio de Industria en Polonia.  
Miembro del Comité Ejecutivo del CID
Representante del CID ante la Unión Europea.  

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2 Comments

  1. ernesto restrepo 4 octubre, 2016 en 3:17 pm - Responder

    Tiene razon a rpoposito de la violencia de la guerrilla, pero no deberiamos aplicar lo mismo a las cupulas del ejercito y de la policia que durante varias decadas favoreciendo el paramilitarismo causaron la muerte y desaparicon de muchos y forzaron a otro como yo ( en aquel entoinces un estudiante universitario ) a emigrar fuera del pais. Desdeluego algunos fueron procesados, como algunos guerrilleros lo han sido, pero si debiesamos procesar a todos aqueyos involucrados en la violacion de derechos humanos, tendriamos que duplicar las prsiones en Colombia. Usted cree que todos los que votaron por el NO como Uribe lo hacen con el deseo de justicia ? le agradeceria su opinion

  2. admin 4 octubre, 2016 en 5:47 pm - Responder

    Seguramente que entre los que votaron por el NO hay personas que tienen otros intereses que no son los de una paz justa y seguramente entre los que votaron por el SI tambien los hay con otros propositos.

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