Lizandra Góngora Espinosa tiene 36 años es opositora y madre de cinco hijos. Salió a manifestarse pacificamente el 11 de julio de 2021 en el municipio artemiseño de Güira de Melena, Cuba. Unos días después fue arrestada y desde entonces se encuentra en prisión. La acusan de “Sabotaje, Desórdenes Público y Atentado”. Contra Lisandra, la dictadura solo tiene acusaciones que ellos han manipulado a su conveniencia para mantenerla en prisión.
El día 22 de julio de 2021 fue arrestada por la policía política. La llevaron para la Unidad de Zanja en la provincia Habana. De allí la trasladaron para el Centro reclusorio conocido como “100 y Aldabó”. La pusieron en un calabozo forrado de madera. La trasladaron para Reloj-Club y después para la prisión de mujeres El Guatao. Allí le hicieron firmar un papel, pero en sí ella no sabía lo que había firmado en el medio del desespero en el que se encontraba. Estuvo desaparecida casi 20 días; la familia no supo nada de ella. Tampoco se les informó que la habían detenido, ni para dónde se la habían llevado. No la dejaron llamar por teléfono a nadie.
Hijos de Lisandra quieren a su madre en casa
Algunas personas me dieron números de teléfonos de varias unidades de la policía a los cuáles llamé y jamás me respondieron. Yo me encontraba desesperado, fui a quejarme a la estación de policía. Allí un fiscal y algunos instructores se fueron sobre mí; yo les dije que no era posible la discusión, que discutir con ellos, aunque tuviera la razón, perdía.
En prisión contra Lisandra ha ocurrido lo que no imaginé nunca, lo más reciente fue que estuvo 43 días en celda de castigo, según era por medidas de seguridad. Le quitaron todo, desde un lápiz, libreta, incluso la ropa. Allí Lisandra ha sido víctima de mucho maltrato psicológico. Le dejaron un pequeño espejo, que nos parece de forma intencional, quizás para que ella intentara contra su vida, pero gracias a Dios Lizandra se dio cuenta cuáles eran las intenciones de los represores.
Ya le están dando la visita, es cada siete días, todos los jueves. Según tengo entendido, no hay comida para los presos, mantienen mucho rigor para pasarles cualquier cosa. Cuando estaba en celd, la registraban cada rato, la hacían bajar hasta el blúmer y cuando está de visita le obligan a hacer lo mismo.
La cogieran por el brazo para ir a un acto político, ella no quiso y la forzaron hasta que le dieron con la cabeza a la pared. Estuvo una semana con el chichón y un color oscuro en la frente. El fiscal la amenazó; yo tuve que denunciarlo por falta de ética, abuso, chantaje, incluso burla.
Se demoraron para entregarme sus pertenencias. Me la entregaron de forma individual, algunas cosas un día y las otras 15 días después. Me quejé en fiscalía sobre esos hechos y fue por gusto. Aquí en Cuba las órdenes vienen de arriba y los que están por debajo las cumplen como corderos, sin tener nada en cuenta.
Nuestros hijos apenas comen, se duermen a las dos de la madrugada. Los siento alterados, ya expliqué eso a las autoridades que vinieron. Me indicaron que me iban a buscar un psicólogo para ellos, pero no ha ocurrido nada, todo fue chantaje para que no saliera para la calle el 15 de noviembre.
La tiene en una celda tapiada de madera, la amenazan con echarle un cocodrilo sin dientes y otros animales; con el objetivo de amenazarla. Les prohíben a las demás presas hablar con ella. La obligaron a vacunarse después de haberse negado, le dijeron que si no se vacunaba no le darían visita.
A veces siento que no voy a poder seguir, pero gracias a muchas personas que nos han apoyado, he seguido. Es terrible cómo albergan tanta maldad los dictadores y los represores en sus corazones contra su propio pueblo.
Informacion de Ángel Delgado, padre de los tres hijos menores de Lisandra Góngora Espinosa
Por Jesús Silva Gala, dirigente del CID en Pinar del Río
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