Irse o no irse de Cuba – Ilustración por Yasser Castellanos de la serie
Pensando en Cuba, Havana Times en español
Cuba, que linda es Cuba; quien la defiende….después se va.
Los ciudadanos que, a lo largo del proceso político cubano de 1959, han tomado la alternativa de incorporarse a la lucha pacífica contra el régimen imperante en la isla, coinciden en afirmar que su motivación es el “amor a la libertad”.
Sin embargo, el miedo, ese sentimiento que los limitaba para convertirse en ciudadanos plenos, termina siendo el mismo que los impulsa a buscar una salida emergente; y la solución al conflicto existencial se traduce en un escape de alivio: Partir.
Muchos opositores, que han acabado emigrando hacia los Estados Unidos, a través del Programa de Refugiados, consideran que “a partir del año 2006 muchos de los ciudadanos que se incorporan a la lucha opositora lo hacen con el propósito de emigrar”.
Un criterio, bastante generalizado en la población opositora, describe que “el cubano se preocupa más por su libertad que por la libertad de los otros. Apenas el ciudadano comienza en la oposición, se pone en función de averiguar qué trámites tiene que hacer para ingresar al “Programa de Refugiados”. Y es que “la mayoría de los jóvenes opositores sentimos el temor a perder la juventud, o el tiempo de vida útil que nos queda, en una lucha de sacrificio y desgaste que parece no tener fin”.
“Hay mucha indiferencia en la población cubana. –Afirman- una indiferencia que llega a ser superior al miedo. La gente ha ido perdiendo la sensibilidad, y lo único que parece importarles es tratar de sobrevivir; entonces, el peso de la represión se hace mayor para los que nos enfrentamos al gobierno”.
Sin embargo, otros activistas consideran que hoy el pueblo cubano es más consciente de su realidad y está abandonando –poco a poco- su postura de espectador pasivo y convirtiéndose en un protagonista más comprometido con la necesidad de cambios más radicales.
Para estos opositores que apuestan por un activismo comprometido, sin lucros ni escapes, “es cierto que hay personas que comienzan en la oposición buscando un camino para salir de Cuba, pero también es cierto que cuando ha transcurrido algún tiempo (a veces años) y han sufrido el azote de la Seguridad del Estado, y las demás fuerzas represivas del gobierno, se transforman en auténticos luchadores por la libertad y los derechos humanos, y en la mayoría de los casos se convierten en mejores personas”.
No obstante, el sentimiento general que subyace en la objetividad concreta de una parte importante de la oposición cubana señala que para “los opositores que tienen la responsabilidad de una familia, sobre todo donde hay niños pequeños, es muy difícil ignorar la oportunidad de salir de Cuba”.
“Los mítines de repudio pueden llegar a ser brutales” –explican- “Llega un momento en que el estado sicológico de todos los miembros de la familia está en el límite de lo soportable, y el peligro real de que sufran agresiones físicas te vuelve muy vulnerable. Exiliados ha habido en todos los tiempos; hasta los más grandes patriotas han tenido que abandonar sus países en algún momento de su lucha. Nadie puede condenarte porque decidas poner el amor de los seres que amas por encima de otras causas; y, además, lo importante no es si te vas o si te quedas, sino que dentro de Cuba o fuera de ella nunca permanezcas con los brazos cruzados”.
Entre tanto, la libertad sometida, que se debate entre abogados y fiscales, parece esperar que sus defensores encuentren la diferencia entre liberar y liberarse.
Porque una Nación, próspera y auténtica, no se construye con la nostalgia de los ciudadanos que se van, sino con el amor y el sacrificio de los hijos que se quedan.
Por Ernesto Aquino Montes
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Muy lúcida tu reflexión, Ernesto! Creo que sería interesante comparar el sentimiento de oposición, el compromiso de lucha al régimen y la variable tiempo. Se puede dividir los grupos de oposición en cuatro periodos:
1) 1959-1962: aquí están los batistianos y (caso excepcional como es el caso de Huber Matos, Díaz Lanz, etc. que pagaron con la cárcel o el exilio) quienes vieron a tiempo hacia donde iba el sistema. Este período coincide con el desastre de Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles. Fidel mantiene aun la esperanza de la mayoría del pueblo.
2) 1962-1970: durante este periodo la fe (y la esperanza…) en el Gran Líder se va enfriando pero todavía algunos creen que los soviéticos van a propulsar la economía (la zafra de los 10 millones de toneladas fue el último cartucho del régimen). A partir de ahí empiezan a surgir los “disidentes del estomago” que no ven otra escapatoria que tirarse al agua.
3) 1970-1990: Fidel inventa las guerras en África y muchos ven ahí la posibilidad de huir sin tener que tirarse a los tiburones. Ya el espíritu de lucha se ha transformado en un “fatalismo” o resignación: el pueblo, que lleva ya 31 años aguantando está en la situación del que se está ahogando y se agarra de cualquier objeto que flote… La dictadura se vuelve más radical (juicio de Ochoa) y la gente tiene miedo.
4) 1990-… Con la caída del telón de acero, ya el pueblo no cree en nada ni en nadie. El único objetivo es sobrevivir de cualquier modo y la emigración se convierte en una obsesión. La salida de Fidel de la escena política confirma el pesimismo y el fatalismo. Si el Máximo Líder no ha podido echar a andar la economía en tantas décadas, nadie podrá hacerlo. Lo único que queda por hacer es apagar la luz e irse como sea….
La lucha contra la Dictadura se ha convertido en un mito para los de adentro y en un buen negocio para muchos cubanos de afuera.
¿Cómo se resume esta lenta evolución del pueblo cubano? Estos anos del Castrismo han sido un verdadero “lavado de cerebro”.
Utilizando la misma metodología que Karl Marx aplica al Capitalismo, se puede decir que el Socialismo de Fidel, junto a las características emocionales de un pueblo sensible, a realizado la perfecta “alienación” del pueblo cubano.
Frente a esta situación solo cabe una terapia individual y larga. Esta es la estrategia del CID con la Defensoría, un trabajo de pedagogía para que el ciudadano tome conciencia de su estado de alienado y de abandono por parte de quienes se supone que fueran quienes lo amparan. Este es un camino largo difícil porque hay que luchar día a día contra el Régimen. Pero esa fue la consigna que nos dejo el Comandante Huber Matos: la lucha continua!