Como consuelo Vladimir Padrino López recibe un avion ruso a escala
Muy poco ha reflejado la prensa o casi nada el hecho de que los dos bombarderos estratégicos rusos que llegaron a Venezuela el lunes 10 de diciembre, a participar en maniobras militares con la narco dictadura que gobierna ese país, tuvieron que irse tres días después, el viernes 14 de esa misma semana, sin participar en las maniobras que tenían como objetivo prepararse para “una agresión externa”. Se fueron porque el gobierno de los Estados Unidos no aceptó su presencia en Venezuela y alguna amenaza debe haberle hecho Trump a Putin que los rusos prefirieron arrancar los motores, aunque eso implicara que Nicolás Maduro y Raúl Castro quedarían en ridículo.
Para tratar de salvar la cara antes de irse, los dos Tu-160 hicieron vuelos por diez horas, según dicen ellos, con dos naves del régimen de Nicolás Maduro, un Su-30 y un F-16. Imagínense la desproporción de volar desde Rusia con dos bombarderos y dos aviones adicionales de soporte para luego tener que salir de Venezuela tres días después y tratar de justificar semejante fiasco volando unas horas con dos cazas de la fuerza aérea venezolana, un F-16 norteamericano y un SU-30 ruso.
El consuelo que le quedó al general Vladimir Padrino López fue un avión en escala que recibió de regalo. Aunque la prensa internacional trató de describir a los dos bombarderos estratégicos Tu-160 como aviones poderosos, lo cierto es que son bombarderos que pueden ser detectados fácilmente por radares y por cohetes dirigidos para derribarlos.
Artículo de La Nueva República 240-A
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