Este pasado martes 12 de febrero de 2019, millones de venezolanos salieron a las calles de sus ciudades a repudiar la narco dictadura castro chavista. Ni el ejército ni los esbirros tuvieron el valor de reprimirlos. El pueblo tomó las calles exigiendo su libertad, un fin a los abusos, al hambre, a la falta de medicinas y al exceso de corrupción e injusticias. Ese martes Raúl Castro deseaba un baño de sangre en Venezuela. El lo necesitaba para darle una lección al pueblo cubano para que nunca se le fuera a ocurrir hacer lo mismo en Cuba. Para que el ejército castrista y los esbirros de la inseguridad del estado vieran a sus congéneres venezolanos morir como ellos podrían terminar un día en las calles de Cuba. Además, Raúl quiere miles de muertos en Venezuela para poder acusar de intervencionismo a Donald Trump y los 50 países aliados de la oposición democrática venezolana.
Otra vez Raúl Castro, se equivocó en este asunto de Venezuela, no hubo un baño de sangre como él esperaba y necesitaba, pero no solamente se equivocó sino que demostró lo que siempre ha sido, un hombre que huye del campo de batalla, como siempre hizo en los días de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra cuando Huber Matos y Camilo Cienfuegos avanzaban en los combates frente a sus columnas, junto a sus hombres, desafiando las balas y las bombas, en su lucha por una revolución democrática. En Venezuela su cobardía se repite, porque no podemos olvidar las declaraciones de Raúl Castro de que Venezuela y Cuba cada vez «son más la misma cosa« y luego que: «En Venezuela se libra hoy la batalla decisiva por la soberanía, la emancipación, la integración, y el desarrollo de nuestra América«, como afirmó en su intervención durante la XIV Cumbre del ALBA-TCP, que se celebró en Caracas en marzo de 2017. Foro ante el que también ratificó: «el compromiso asumido en nuestra declaración de acompañar la defensa de Venezuela y la posición digna, valiente, y constructiva del presidente Nicolás Maduro».
Son las promesas de un general sin batallas, que como su hermano mayor, siempre se mantuvieron alejados de los combates en la Sierra Maestra y que huirá de Cuba a disfrutar de su fortuna en el exterior, cuando se dé cuenta de que corre verdadero peligro, dejando abandonado a todos los sicarios de su régimen corrupto y despótico.
Artículo de La Nueva República 242-A
Biblioteca de LNR
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