Por Yunia Figueredo
Un viejo proverbio dice, que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra”, pero los cubanos tropiezan no dos veces sino muchas, con la misma piedra. Y aunque otro refrán reza que “guerra avisada no mata soldados”, de tan ingenuos siempre caen en la misma trampa.
Me refiero a la reincidencia de ciudadanos que confiaron en los experimentos de los burócratas comunistas, pésimos economistas, acérrimos enemigos de la prosperidad particular y aberrados represivos de todo lo que sea trabajar con democracia y terminaron esquilmados.
A través del tiempo los intentos de montar un negocio en Cuba ha transitado por muchas formas de comercialización y al final es Estado termina el idilio con una ley y los propietarios privados fracasan. Cierran sus negocios. Pierden las inversiones. En muchos casos las infraestructuras que construyeron para sus planes fallidos terminan en el olvido.
El último caso: las Mediana y Pequeña Empresas, MIPYMES, que resolvían el gran problema de la alimentación del pueblo, han recibido un mazazo con el Decreto Ley 56, que cancela todas las licencias de ventas mayoristas de productos a las MIPYMES.
La justificación oficial que esgrimió el régimen “Ordenar el Comercio Mayorista en el ámbito de iniciativa privada”, la evidencia del carácter represivo de la resolución radica, en que no se menciona el motivo de la normativa de fuerza contra las empresas privadas.
A partir de la entrada en vigor de la resolución, las Mipymes y las cooperativas no agropecuarias que deseen mantener su actividad mayorista, tendrán 90 días para ratificar su alianza con empresas estatales, actualizar su objeto social y renovar su licencia comercial. Aquellos que no acepten esta “obligación”, tendrán 120 días para liquidar su inventario, comercializando los bienes de forma minorista si cuentan con la licencia correspondiente.
Varios cuentapropistas entrevistados para este artículo, confesaron que muchos negocios cerrarán con la nueva medida. Luis Machado, dueño de una cafetería en la calle 300 y Séptima, en Santa Fe, dice que entregará la licencia y liquidará la declaración jurada del año.
“Voy a vender lo que tengo en inventario antes de que se acabe el año y voy a vender el local, que me costó casi 60 000 pesos en materiales. Lo mío es un negocio chiquito, pero no quiero perder más de lo que ya he perdido”.
Carlos Suarez, gerente de una Mipymes de Jaimanitas, no conoce nada de la nueva medida. Cuenta que ayer recibió una visita sorpresiva de los inspectores y le revisaron hasta las rejillas.
“Para mí que fue un aviso. En Jaimanitas ahora mismo está tirada la policía con el cuerpo de inspectores. Muchos negocios particulares están cerrados, por miedo a que le cojan algo fuera de lugar y se la apliquen”.
Carlos se pregunta: Si cierran las Mipymes, ¿quién le venderá lo que necesita el pueblo?
La Resolución 56 es prueba del retroceso económico que ha marcado el 2024 en Cuba. En julio el gobierno retiró la licencia de importación a casi un tercio de los negocios privados autorizados, acusados de “bajo nivel de actividad y mal trabajo”.
Según palabras de Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Partido Comunista de Cuba, en su cuenta de Facebook, “un contingente de jóvenes de los pre universitarios, la facultad de Ciencias Médicas, la universidad Máximo Gómez y otras instituciones educativas, acompañados de los inspectores estatales, visitarán las Mipymes para evaluar cómo están implementando las medidas aprobadas por el Gobierno: el uso de las redes sociales, la plataforma En Zona, el pago por transfer móvil, y el control sobre la evasión de impuestos”.
En fin, un plan para minimizar la gestión privada. Otra piedra de tropiezo para los sueños de prosperidad de los cubanos. Otra crónica de una muerte anunciada.
Está muy claro el objetivo: ahogar el emprendimiento haciéndolo pasar por las manos del ineficiente poder estatal presionando para que abandonen todo y se marchen del país los que puedan.
Es una traición más a las promesas de integración que tanto han proclamado. No se puede ser ingenuo «dentro de ellos todo, fuera de ellos nada».