En las últimas décadas, Rusia ha enfrentado acusaciones de involucramiento en múltiples derribos de aviones civiles, resultando en una pérdida significativa de vidas humanas. Sin embargo, ha emergido un patrón constante: negación de responsabilidad, desvío de culpas y resistencia a la rendición de cuentas. Esta preocupante tendencia ha cobrado la vida de 1,228 civiles inocentes en cinco incidentes mayores desde 1983, siendo la tragedia más reciente la del vuelo 8243 de Azerbaijan Airlines en 2024.
De todos los aviones civiles derribados por Rusia en las últimas décadas solo el de 1983 fue responsabilidad de Yuri Andrópov, quien ocupaba el cargo de Secretario General del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, los demás ocurridos bajo la dictadura de Vladimir Putin.
Las víctimas y los incidentes
Vuelo 007 de Korean Air Lines (1983)
El 1 de septiembre de 1983, un Boeing 747 de Korean Air Lines, con 269 personas a bordo, fue derribado por un caza soviético cerca de la isla de Sajalín tras desviarse al espacio aéreo soviético. La Unión Soviética alegó que era un avión espía, a pesar de las pruebas que demostraban lo contrario. Moscú negó responsabilidad directa y culpó a EE.UU. por el incidente.
Vuelo 1812 de Siberia Airlines (2001)
El 4 de octubre de 2001, un Tupolev Tu-154 de Siberia Airlines fue derribado por error sobre el Mar Negro durante un ejercicio militar ucraniano, matando a las 78 personas a bordo. Aunque este incidente involucra a Ucrania, el uso de un misil ruso S-200 generó preguntas sobre la seguridad de las armas fabricadas por Rusia.
Vuelo 17 de Malaysia Airlines (2014)
El 17 de julio de 2014, el vuelo 17 de Malaysia Airlines (MH17), un Boeing 777 con 298 personas a bordo, fue derribado sobre el este de Ucrania. Investigaciones internacionales concluyeron que un misil Buk de fabricación rusa disparado desde territorio controlado por separatistas respaldados por Rusia fue el responsable. Rusia negó cualquier implicación, incluso cuando las pruebas señalaron a activos y personal militar rusos. Dos ciudadanos rusos fueron condenados en ausencia por su participación, pero Moscú se negó a reconocer los hallazgos.
Vuelo 752 de Ukraine International Airlines (2020)
El 8 de enero de 2020, el vuelo 752 de Ukraine International Airlines (PS752), un Boeing 737, fue derribado poco después de despegar de Teherán. Las fuerzas iraníes, en alerta máxima por un posible ataque de EE.UU., lanzaron por error dos misiles tierra-aire contra el avión, matando a los 176 ocupantes. Aunque este incidente ocurrió fuera de las fronteras rusas, resonó con derribos previos en regiones donde la influencia o el armamento ruso desempeñaron un papel.
Vuelo 8243 de Azerbaijan Airlines (2024)
La tragedia más reciente ocurrió el 25 de diciembre de 2024, cuando el vuelo 8243 de Azerbaijan Airlines, un Embraer E190 con 67 pasajeros, fue derribado cerca de Grozni, Rusia. Las investigaciones preliminares indican que el avión fue impactado por un sistema de defensa aérea Pantsir ruso. La aeronave fue desviada del espacio aéreo ruso, su GPS interferido, y, según informes, los pilotos recibieron una negativa a su solicitud de aterrizaje. El accidente resultó en la muerte de 38 personas.
Este incidente subraya los riesgos de la aviación civil cerca de zonas de conflicto. Imágenes y evaluaciones de los daños apuntan a un impacto de misil, aunque las autoridades rusas han desviado la culpa, sugiriendo condiciones climáticas adversas durante un ataque con drones ucranianos. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que la investigación sigue en curso y se negó a hacer más comentarios.
Un patrón de negación
La renuencia de Rusia a aceptar responsabilidad sigue un patrón familiar. En los cinco incidentes, Moscú negó su implicación o desvió la culpa a factores externos, como tensiones geopolíticas o errores de otras naciones. Este enfoque aísla aún más a Rusia en el escenario internacional, dejando a las familias de las víctimas sin cierre ni justicia.
El saldo de 1,228 vidas perdidas sirve como un recordatorio escalofriante de las devastadoras consecuencias de acciones militares contra aviones civiles cuyos responsables han quedado impunes.
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