SOLDADOS Y OFICIALES: TIENEN UNA ÚLTIMA OPORTUNIDAD

Yo perdono al sometido que por miedo soporta el abuso. En lo más profundo de mi justicia siento una angustia rebelde, pero condeno al abusador a la pena máxima. No hay nada que comprender ni perdonar cuando se juzga a un criminal. Los servidores de los órganos represivos del régimen pagarán con su vida la sangre derramada de tantos inocentes. La hora del arrepentimiento les está dando la última oportunidad y quienes insistan en los atropellos perderá sus derechos a la defensa.

Hay muchos encantadores de serpientes que le gusta flirtear con el “borrón y cuenta nueva”, sobre todo los defensores de la “lucha pacífica” que se sintieron “forzados” a emigrar porque “temían por la seguridad de sus vidas”, a los que se suman las voces plañideras de los sacrificados que esperan ser compensados.

El resto de la Cuba golpeada y destruida confía en la verdadera justicia. Y llegado el tiempo de rendir cuentas, los criminales que insistan en los abusos contra el pueblo recibirán su merecido, porque ya sus acciones se encargaron de condenarlos sin que una duda razonable los pueda salvar.

Entiendan eso, policías y delatores; oportunistas inescrupulosos que han prosperado económicamente colaborando secretamente con los enemigos del pueblo; clase dirigente que lucra con la miseria que ustedes mismos han creado. Todavía les queda la última oportunidad.

El pueblo muere de hambre, de falta de medicinas, de servicios públicos que no reciben la atención adecuada por el robo y las estupideces de la mafia gobernante. Los niños mueren o pierden los años vitales para su futuro, tanto física como educacionalmente.

A los que hoy son jóvenes les espera una vejez espantosa porque no habrá recursos para protegerlos. La última venganza del castrismo será dejar a Cuba en cenizas para que no se pueda levantar por varias generaciones.

Los que están en lo más alto de la cadena de mando puede que escapen por un tiempo, pero el resto tendrá que responder en los tribunales de cuentas ante la justicia ciudadana. Habrá muchos que ni siquiera tendrán tiempo para escuchar los cargos en su contra, ¡de tantos y tan enormes que han sido sus crímenes!

Todavía parece que ese día está lejos. Eso también lo creyeron los nazis, los comunistas soviéticos, y todos los regímenes criminales de la humanidad. Pero ninguno escapó de la justicia.

Ustedes policías, soldados y oficiales de las fuerzas armadas, miembros del Ministerio del Interior y burócratas que trabajan para la dictadura, a ustedes les queda la última oportunidad. Únanse al pueblo, cumplan con su deber, defiéndalos de la mafia castrista, no se hundan con ella. Salven a Cuba y honren la memoria de todos los que murieron por una revolución socialmente justa y absolutamente democrática.