La dictadura castrista sabía que, si Trump ganaba la presidencia, no habría posibilidades de un acuerdo que le permitiera mantenerse en el poder. La tiranía apostaba a un triunfo demócrata porque creía que podría llegar a un acuerdo que, de una u otra forma, le facilitaría continuar controlando al país al estilo vietnamita o chino: naciones en las cuales el capitalismo convive y crea riqueza, pero se subordina al “Partido Comunista”, representado por una élite corrupta y muy celosa de su monopolio del poder.
Pero el destino tiene sus sorpresas, y el triunfo de Donald Trump este pasado 5 de noviembre no hubiera sido posible sin el respaldo del voto cubano en la Florida, un voto que Trump ha cultivado con su aspiración a una Cuba democrática.
Por ejemplo, a propósito de la muerte de Fidel Castro, el 26 de noviembre de 2016, Trump dijo públicamente: “Mientras Cuba siga siendo una isla totalitaria, espero que hoy marque un alejamiento de los horrores soportados durante tanto tiempo, y un paso hacia un futuro en el que el maravilloso pueblo cubano finalmente viva en la libertad que tanto merece.»
El 16 de junio de 2017, al anunciar cambios de política hacia el régimen en Cuba, Trump declaró: “Lo que ustedes han construido aquí —una cultura vibrante, un vecindario próspero, el espíritu de aventura— es un testimonio de lo que una Cuba libre podría ser. Y con la ayuda de Dios, pronto lograremos una Cuba libre.»
El 20 de mayo de 2019, durante la celebración del día de la independencia de Cuba, dijo: “Rendimos homenaje a los muchos sacrificios de los luchadores por la libertad de Cuba, y continuaremos apoyando al pueblo de Cuba en su búsqueda de democracia, paz y libertad.»
Estas y otras manifestaciones de Trump respecto a su fe, y en cierta forma su compromiso con la libertad y la democratización de Cuba, pueden estar motivadas por razones políticas, porque realmente lo siente, o por ambas. El hecho es que la mayoría de los cubanos de la Florida, y también de otros estados, han sido fieles a Trump en sus momentos más difíciles, cuando su regreso a la Casa Blanca parecía un imposible.
No podemos creer los cubanos que la libertad de Cuba va a depender de las acciones del gobierno de Donald Trump; lo que sí podemos estar prácticamente seguros es de que no se prestará a una componenda que alargue la vida de la dictadura. La libertad de Cuba será el resultado de un esfuerzo inteligente y patriótico de los cubanos que están dentro de la Isla y, sobre todo, de los que viven fuera. Ese esfuerzo puede contar con la ayuda de Donald Trump, y por eso la dictadura castrista está de luto.
Artículo de LNR 359
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