Las lluvias han sido incesantes en Pinar del Río. El martes 7 de junio cayeron 220 milímetros de lluvia en 24 horas en San Juan y Martínez. El 30% de la cosecha que se había sembrado tardíamente se perderá con estas lluvias. Algunos campesinos tenían la fe de que con este último tabaco podrían pagar las deudas y quedarse con algo de ganancias, pero con estas lluvias su situación empeora.
El tabaco seco, que está dentro de casas de curar que se encuentran en mal estado, se verá muy afectado porque debido al alto nivel de humedad pierde calidad y comienza a podrirse. La cosecha que ya se calculaba en un 50% de lo que debía ser, ahora cae en picada.
Esta es una triste historia que comenzó a finales del 2015 y que hemos reportado en La Nueva República desde entonces.
En una asamblea llevada a cabo en San Juan y Martínez el 28 de diciembre de 2015 José Antonio Pérez, presidente de la cooperativa Rigoberto Fuentes dijo: “Ha sido un año muy desfavorable para la siembra de tabaco, las altas temperaturas y las continuas lluvias, acompañado por una serie de factores técnicos que han hecho imposible comenzar una zafra tabacalera con éxito”. Entre los factores a considerar que se plantearon en la asamblea por parte de los campesinos fueron la falta de insecticidas y fungicidas en la primera etapa de la campaña para contrarrestar el daño producido a los semilleros por diferentes plagas y enfermedades provocadas por las altas temperaturas y el exceso de humedad.
También el deterioro de la maquinaria para garantizar una buena preparación de suelo ha jugado un papel importante, ya que las cooperativas no cuentan con maquinaria eficiente. Los sistemas de regadíos se encuentran en condiciones deprimentes, la gran mayoría están obsoletos y sufren roturas con mucha frecuencia. Por último la falta de insumos para garantizar que los campesinos puedan cosechar un tabaco con calidad sigue siendo un problema a resolver.
Todo este conjunto de factores trajo como consecuencia que en Pinar del Río en enero de 2016, el 70% de un total de más de diez mil campesinos no comenzaron la primeras siembras de tabaco, que en forma escalonada empiezan a finales del mes de octubre y principio de noviembre y terminan a finales de enero, fecha límite en que el seguro cubre las cosechas. Las siembras que se hagan en febrero y marzo están sujetas al calor y el exceso de sol que resulta en tabaco de inferior calidad y que están sujetas a otros problemas como resultado de temperaturas no idóneas para el desarrollo de la planta. Estas siembras no están cubiertas por el seguro estatal.
Dos meses después, el sábado 27 de febrero en una reunión realizada en la misma cooperativa, su presidente José Antonio Pérez Ramos, informó que hasta esa fecha se habían sembrado 17,003 hectáreas y faltaban por sembrar 3,192 hectáreas.
Lo más preocupante era que ya comenzaba el mes de marzo, fecha en que la zafra debía terminar. “En nuestra cooperativa de 442.6 hectáreas se han plantado 243.5, de éstas se han perdido 53.24 y faltan por sembrar 199.1 para un 59 % de cumplimiento en áreas plantadas” afirmó Pérez Ramos. El directivo también dijo en la reunión que en su cooperativa se habían recolectado 58.200 cujes de tabaco pero el pasado año en igual fecha ya se habían recolectado 480.000 cujes. Por otro lado de 163 productores con que cuenta la cooperativa solo 50 habían terminado con la siembra de tabaco, 134 habían iniciado y 29 campesinos no sembrarían este año. En ese momento, aunque se lograra sembrar todo el tabaco sin ningún contratiempo, se entraba en una fase donde se retiraba el invierno y las temperaturas serían más altas, además de que se entraba en el periodo más seco del año por lo que la planta del tabaco no desarrollará todo su potencial y resultaría en una merma del más del 50% en cantidad y calidad de la hoja.
Con estas lluvias torrenciales de junio, más los problemas anteriores y por la falta de capacidad la situación en la provincia afectará no solo a los campesinos, sino también al resto de la población que depende de esta materia prima para poder trabajar en las escogidas y en las fábricas de tabaco. También con la venta del tabaco al Estado, los campesinos recibirán menos dinero y menos efectivo circulará en manos de la población, habrá menos poder adquisitivo y muchos negocios particulares también se verán afectados.
Por Rolando Pupo Carralero
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