El actual proyecto constitucional deja muy claro cuáles son las intenciones del régimen: defender los privilegios de la casta gobernante en lugar de garantizar los derechos del pueblo. Pretender conservar en el artículo V la hegemonía del Partido Comunista, como plantea el texto, por encima incluso de estado, es el gesto más antidemocrático y la mejor muestra de que no se intenta un cambio que favorezca a la mayoría, sino que garantice la permanencia de la minoría en el poder.
Manifestar en el artículo I del referido documento que Cuba es un estado socialista de derecho, constituye una aberración política, pues el adjetivo que se le impone, traza de antemano las directrices ideológicas que excluirá del escenario político a todo aquel que no comulgue con las ideas del socialismo al estilo castrista.
Dejar el artículo III a merced de interpretaciones relacionadas con la traición a la patria e incitar de manera muy sutil al enfrentamiento contra tales manifestaciones, es crear una atmósfera de miedo y confrontación entre cubanos que tengan un pensamiento diferente.
Por Gerardo Páez Díaz, Coordinador del CID para la región occidental
Artículo de La Nueva República 239-B
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